Lourdes de Morataya
Como empresaria y emprendedora social, Lourdes de Morataya fundó el proyecto educativo Distrito de Alto Rendimiento, DAR La Trinidad, del que es directora, y preside la junta directiva de la Fundación Manuel y Concha Ralda. Por medio de esta fundación, se busca formar jóvenes como líderes cuyo trabajo tenga un impacto positivo en la sociedad. Su visión es que llegando a ser profesionales con principios y valores, los individuos, a servicio del sistema económico, pueden tener una vida digna y aportar al desarrollo. La misión de DAR La Trinidad, es “proteger y restaurar familias, cambiando el destino de niños huérfanos, maltratados y necesitados, a través de un modelo integral que se constituye por cinco pilares: salud, nutrición, psicología, educación y desarrollo comunitario”.
De una u otra manera, la perspectiva de Lourdes fue moldeada por el ejemplo de su abuelo, “un emprendedor y sagaz hombre de negocios que sin haber estudiado logró no solo hacer una fortuna económica si no que también dejar un legado humanitario”, expresa. Crecer en Guatemala también influyó mucho en su manera de percibir el mundo. “Tener la nacionalidad guatemalteca significa lucha, esfuerzo y éxito; las mujeres guatemaltecas hacemos bien las cosas y tenemos anhelo de ver a nuestro país como una potencia internacional. Guatemala sigue siendo una tierra deseable, tierra de bendición”, apunta y añade que “Guatemala es un país lleno de riquezas culturales, aparte de ser una tierra fértil que produce lo que se siembre, tiene una topografía compleja, pero con hermosos paisajes, la gente es buena y bondadosa, hay mucha oportunidad de desarrollo”.
Lourdes está convencida de que el propósito de su vida es ayudar a los menos afortunados pues siempre se imaginó a sí misma ayudando a los niños de la calle y a las familias sin oportunidades. Quiere ser, así, “útil a las personas” y dice: “dar lo mejor de mí para que alguien más se sienta bien. Me inspiran las palabras de aliento, edificar, construir, aprender, enseñar… Me inspiran los empresarios y los capacitadores. Aprender me fascina”. Por otro lado, considera que “los sueños se pueden vivir acostados en la cama, pero alcanzarlos requiere de trabajo y esfuerzo, ser diligente, perseverar en lo que se quiere obtener, ser disciplinado y conservar valores como el respeto y la puntualidad. Nada de esto es difícil si de verdad se quiere alcanzar un sueño. Solo con estas acciones se transforma una comunidad”.
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