Transformar vidas

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El camino del emprendimiento no es fácil. Requiere esfuerzo, tiempo, mucha dedicación y, sobre todas las cosas, requiere pasión. Pero una empresa es mucho más que sus estados financieros. El éxito de una empresa se mide además por el impacto que tiene en el mundo. Así lo piensa Salvador Paiz.

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El inicio de todo

El legado de la familia Paiz inicia con una sandía. Una sencilla venta de sandías, en el atrio de la Catedral de la ciudad de Guatemala, que Carlos Paiz Ayala montó con mucho ingenio y pocos recursos. Con el paso del tiempo, el joven empresario se alió de su creatividad para ir innovando en el mundo de negocios.

“Con la experiencia que iba adquiriendo, poco a poco, mi abuelo logró hacer más cosas” relata Salvador Paiz, uno de los nietos de Carlos Paiz “no fue nada fácil para él. De hecho, en el camino quebró más de una vez” finaliza. Pero su abuelo nunca se desanimó. Cuando Carlos Paiz logró hacer un capital atractivo, montó un local llamado “La Bombita”. Años más tarde, en 1965, esta tienda se convirtió en lo que los guatemaltecos llegamos a conocer como Supermercados Paiz.

Durante las siguientes décadas, el negocio de la familia Paiz fue creciendo y, junto a él, Salvador, Sergio y Carolina, hijos de Sergio Paiz y Patricia de Paiz. Salvador recuerda con cariño sus días de vacaciones y fines de semana trabajando en alguno de los supermercados, admirando siempre la determinación y esfuerzo de sus padres y su abuelo por sacar adelante el negocio. Todos eran un equipo. Fue en esos pasillos en dónde sus tíos, sus primos, sus hermanos y él, aprendieron las lecciones más valiosas de su vida.

“Mi abuelo y mis papás siempre nos enseñaron, con el ejemplo, el valor del trabajo y el esfuerzo” cuenta Salvador. “También nos inculcaron esa curiosidad de crear algo nuestro, emprender y devolverle algo a nuestro país”, recuerda. Fue así como, en 2012, Salvador, Sergio y Carolina consolidan el negocio Paiz del Carmen, Grupo PDC.

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PDC y la misión de transformar vidas

Hoy PDC es una empresa multi-negocios con presencia a nivel regional, desde México a Colombia, y recientemente abrieron operaciones en Perú. PDC ha sabido aprovechar oportunidades únicas en el mercado, para innovar con nuevos productos y servicios. Ejemplo de ello es PDC Capital, la división financiera del grupo.

PDC Capital, con sede en Panamá, se enfoca en la estructuración de soluciones de financiamiento a empresarios en la región Latinoamericana. Iniciaron operaciones en 2009, “un momento crítico para la economía mundial” recuerda Salvador, quién funge como CEO de esta división.

“En ese momento” explica el empresario “muchas empresas no lograban salir adelante por la falta de apoyo financiero por parte de la banca tradicional. Nosotros vimos una oportunidad allí. Así que decidimos gestionar apoyos a las empresas que vieron limitado su acceso a financiamiento a consecuencia de la crisis internacional” continúa. De acuerdo a Salvador, el inicio de las operaciones de PDC Capital fue complicado, pero ellos tomaron la arriesgada decisión de buscar oportunidades “contrarias” a la “sabiduría” del mercado.

Sin embargo, PDC Capital es tan solo una de las 6 líneas de negocios que hoy tiene PDC. Sin lugar a dudas, parte del éxito de la empresa es la manera en que han logrado crear una verdadera cultura empresarial. Una cultura inspirada en los valores y principios de su abuelo, Carlos Paiz Ayala. Pero, sobretodo, una cultura con una misión muy puntual:  transformar vidas.

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“Es algo muy profundo” dice Salvador “se trata de transformar las vidas de nuestros colaboradores, nuestros clientes, nuestros proveedores y las comunidades en donde operamos. Buscamos generar un impacto positivo en todos aquellos que se relacionan con PDC de alguna manera”. El empresario explica que cada negocio del grupo lo hace a su forma. Por ejemplo, en el negocio de distribución, respetando a todos los microempresarios con los que trabajan y colaboran, teniendo una relación de respeto mutuo “en donde cumplimos con nuestros contratos y nuestra palabra” dice Salvador. Al hablar de todos sus poderdantes, Salvador especifica “me refiero al fisco, a nuestros colaboradores y nuestros clientes” dice.

PDC también ha roto paradigmas con D15, un dormitorio para estudiantes universitarios ubicado cerca de dos de las universidades más grandes de nuestro país. No obstante, para Salvador D15 es mucho más que eso “es un espacio único en donde los estudiantes tienen la oportunidad de, no solo contar con un alojamiento de la mejor calidad, que siguen los más altos estándares y a un precio asequible” cuenta Salvador. “Pero además” continúa “se busca generar una comunidad educativa en donde exista mucho más que solo los dormitorios”.

Es por eso que el D15 organiza espacios como el EmprenD15, un evento en dónde se busca aprender de los emprendimientos más exitosos de Guatemala. “Es en eventos como este, con los que buscamos generar  esa comunidad de aprendizaje que ofrezca un valor agregado, más allá de un edificio de cuatro paredes” nos cuenta el empresario.

Pero el impacto de PDC no llega allí. La empresa también ha colaborado en la transformación de la educación del país a través de su ala social, la Fundación Sergio Paiz Andrade, Funsepa. Esta es una organización guatemalteca sin fines de lucro que, desde hace 15 años, trabaja por el mejoramiento de la calidad educativa en nuestro país, a través del uso innovador de la tecnología. A la fecha su impacto ha sido inmenso, han equipado más de 1,600 escuelas con computadoras que cuentan con recursos pedagógicos de primer nivel, brindándoles acompañamiento y capacitación a los maestros. Gracias a ello, más de medio millón de niños de todo el país cuentan con tecnología en sus aulas de clase. “La tecnología es más que un recurso educativo, es una herramienta invaluable

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Empresas diferentes

Para Salvador vivimos un momento emocionante. Un momento de transformaciones positivas, en que la humanidad se ha unido para lograr cambios importantes en la sociedad que nos llevarán a un mejor futuro. Y parte importante de esta evolución, es el cambio de esa cultura empresarial. Al respecto, Salvador dice “quisiera creer que PDC está a la vanguardia en ese sentido”.

“Pienso que hoy las empresas somos actores de un sistema complejo, interconectado entre sí” explica el empresario “un sistema en donde cada vez más, los clientes y la sociedad en general, aprecian comportamientos de esas empresas que agregan valor”. Según Salvador, hoy las empresas se están comenzando a dar cuenta que, en vez de solo enfocarse en la maximización de utilidades, le están dando una gran importancia a abrazar aquellos retos de la sociedad y buscar cómo sobrepasarlos. “Las empresas se convierten entonces en actores propositivos” dice “en verdaderos agentes de cambio en temas como el medio ambiente, cadenas de suministros responsables y la lista sigue” termina.

Carlos Paiz Ayala solía decir “si lo podemos soñar, lo podemos lograr”. Salvador, y todo PDC, trabajan cada día para darle vida a esas palabras. “¿Ha sido fácil? No” nos cuenta “pero sin duda ha valido toda la pena”.

Conoce más de Salvador en www.salvadorpaiz.com

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