The Future of eating
La alimentación ha llegado a un punto cúspide de lo dañinos que son los alimentos que ingerimos diariamente, y el futuro de la nueva alimentación se remonta a los principios básicos de la historia. La calidad de vida que elijas está en lo que decidas consumir.
COME PARA VIVIR, NO VIVAS PARA COMER.
Por Gabriela Paz.
Antes de hablar sobre alimentación del futuro, me gustaría hablar un poco sobre por qué nos preocupamos tanto de la alimentación y por qué vamos a buscar que en el futuro sea diferente.
Me encantaría iniciar diciendo que cuando uno piensa en alimentación, la mente viaja y hace relaciones y asumpciones; a través de esta película mental, ayudados por la publicidad, de campos de siembra inmensos, de productos naturales de comida sana y de gran alimento para todos nosotros. Cuando me dicen la palabra carne, me imagino las vacas caminando en grandes pastos acostadas bajo los árboles. Cuando me dicen kétchup, me imagino a personas cocinando tomates y haciendo un puré, cuando me dicen cereal, me imagino grandes campos de trigo dorado brillando bajo el sol.
Pero en realidad, ¿qué hay en esta comida que encontramos dentro de cajas y que han sido fabricadas en enormes instalaciones que no tienen granjeros ni cocineros, sino científicos, matemáticos, químicos, ingenieros, investigadores: aliados a institutos que se dedican a investigar el cerebro y cómo reacciona ante los diferentes productos o combinación de los mismos? Acá empieza a cambiar la historia.
Según información recopilada por el Premio Pulitzer Michael Moss, la industria tiene una necesidad primordial, y es la necesidad de mantener a sus accionistas muy contentos a través de excelentes utilidades. Esto ha llevado a la industria a buscar medios para lograr incrementar las ventas y la respuesta es: sabor. A todos nos encanta comer delicioso y sentir placer, eso es indudable y no tiene nada de malo, hasta acá todo va bien. Pero la industria a encontrado esta combinación perfecta. Una regresión matemática muy avanzada y gráficas interminables obtenidas a través de imágenes de resonancia magnética que garantizan el éxito de un producto y que nos genera el máximo pico de placer al consumirlo. A este punto se le llama el “bliss point”. Es el punto exacto de combinación de azúcar, sal y grasa que genera esta gran satisfacción. No solo satisfacción sino también antojos. La industria necesita que se nos antoje su producto. Y por su puesto que no queramos parar de comerlo.
¿Será que al saber esto, me cambia la percepción que tengo sobre los alimentos procesados? Y ahora nuestro punto, ¿qué efecto puede tener esto en nuestras vidas? ¿Qué puede tener de malo? Después de años de comer así, ¿hay algún efecto en nuestra salud o en nuestro estilo de vida?
Pues podemos decir que nuestra salud depende de la cantidad de nutrientes en nuestra dieta. Eso nadie lo discute.
> 2 DE CADA 3 ADULTOS TIENEN SOBREPESO (NIH)
> 1 DE CADA 3 ADULTOS TIENEN OBESIDAD
> 1 DE CADA 20 ADULTOS TIENEN OBESIDAD EXTREMA
> 1 DE CADA 2 PERSONAS ESTÁN PROPENSAS A PADECER
ALGÚN TIPO DE CÁNCER, SEGÚN ESTADÍSTICAS DEL 2015 > 1 DE CADA 10 PERSONAS TUVIERON CÁNCER EN 1970
> 1 DE CADA 16 PERSONAS TUVIERON CÁNCER EN 1940
> 1 DE CADA 2 PUEDEN TERMINAR CON DEMENCIA (CDC)
> 1 DE CADA 68 PRESENTA AUTISMO
> 1 DE CADA 6 PRESENTA PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
> 10 A 40% DE LAS MUJERES SON CLÍNICAMENTE
DIAGNOSTICADAS CON PROBLEMAS DE TIROIDES
La lista es interminable, 11.3% de los adultos tienen diabetes, cerca del 35% de los adultos califican como prediabetes según los centros para el control y prevención de las enfermedades. Y sigue creciendo. Acá no hablamos de problemas cardíacos, que son la causa número 1 de muerte.
Pero ¿qué pueden tener todos estos en común? ¿Genética? Se considera que las enfermedades genéticas pueden ser cerca del 5% de ellas. Y hoy la nueva ciencia epigénetica nos dice que las decisiones que tomamos pueden cambiar nuestros genes. Existen tres denominadores en común que afectan la mayoría de las condiciones de salud: el azúcar, la grasa y la sal.
De forma muy resumida, la comida procesada contiene una combinación de grasas y carbohidratos que envían señales que promueven la acumulación de grasa en la célula, producen un incremento rápido y excesivo a los niveles de azúcar en la sangre por lo que nuestro cuerpo produce insulina (para sacar el azúcar de la sangre y la acumula) y esto genera inflamación en el cuerpo, que nos ayuda a regular la forma como ingresa el azúcar a la sangre, la fibra de los alimentos. Hoy, que nuestra dieta depende en un 80 a 90% de comida procesada, nuestra ingesta de fi bra es casi nula.
Casi todos nosotros estamos consientes de que el azúcar no es buena y consideramos que casi no comemos azúcar o que no le añadimos azúcar a nuestros alimentos.
VEAMOS UN PAR DE EJEMPLOS:
¿Qué sucede con la salsa Prego? Contiene tomates y su segundo ingrediente es el azúcar. 1⁄2 taza de salsa Prego tradicional tiene tanta azúcar como tres galletas Oreo, 1 tubo de Go Yogurt o algunos de los puré de manzana.
¿Por qué no reducen la cantidad de azúcar? Pues porque su única función no es endulzar. Ayuda a agregar textura, volumen, mejora la cristalización y le da un crunch a los alimentos. Por ejemplo, en la salsa Kétchup, utilizan el azúcar para sustituir el ingrediente principal, los tomates, ayuda a cristalizar y a darle volumen. Por consiguiente logran un producto más barato y de mejor sabor.
2/3 DEL AZÚCAR QUE CONSUMIMOS VIENE DE PRODUCTOS PROCESADOS.
Con relación a la sal, 1⁄2 taza de salsa Prego tiene 1⁄23 de la cantidad de sal recomendada para la mayoría de la personas en un día. La sal también cumple con otros factores que no son solo de sabor.
Y para terminar hablemos de la grasa con un ejemplo: cuando los consumidores comenzaron a mejorar su salud cambiándose a leche descremada, el Congreso de Estados Unidos apoyó a la industria de la leche, de forma muy discreta, a convertir toda la grasa no deseada en enormes ventas de queso, pero no es un queso que se come como una delicadeza sino que va entre los productos como un aditivo. Esto llevó a que hoy en día la persona promedio consume más de 33 libras de queso al año, quizás sin llevarse a la boca un pedazo de queso.
La discusión sobre la alimentación del futuro sigue creciendo y cobrando cada vez más fuerza, abriéndonos los ojos al regreso de la dieta natural que responde a nuestros instintos y necesidades básicas del ser humano, casi como regresar a nuestro ser primitivo. Esto es tan solo el inicio de la conversación y aún hay más por conocer para que puedas alimentarte bien, tú y tu familia.