La diosa en mí
Por Jessica Zeceña
La dualidad está presente en toda creación del universo. La nada y el todo, la noche y el día, la muerte y el nacimiento, la tierra y el cielo, la mujer y el hombre. En la mitología, la dualidad sagrada de ambos roles en el universo son: Shiva y Shakti, Urano y Gea, Yin y Yan. Todo parece ser una eterna dualidad.
Hemos crecido en la era del patriarcado, de la energía masculina, la estructura, la disciplina, la rigidez, las metas y el ego. Un ambiente desequilibrado que nos ha condicionado a querer pertenecer desde nuestra energía masculina. Hemos luchado como Hera o Atenea por nuestro lugar como iguales en este mundo tan competitivo. Casi volviendo un mero recuerdo el poder creativo, el amor y la entrega de la energía femenina: enfermas, cansadas y ansiosas.
¿Pero qué si el secreto esté en no pertenecer? Sino en adueñarse de esa silenciosa diosa interior que nos hace diferentes.
El futuro se encuentra en lo femenino; se refiere a la naturaleza, la creación, el valor, el amor, la colectividad, la sexualidad, el espíritu y la trascendencia. Necesitamos a esas diosas para el balance de la psique humana y la restauración de la fluidez.
Tomemos como ejemplo a Afrodita (amor), Hestia (hogar), Artemisa (naturaleza), y recordemos que en el interior de cada una de nosotras existe una sabiduría que nos acompaña siempre, a veces la sentimos, otras veces no, pero lo importante es saber que realmente está ahí, que podemos acceder a ella en cualquier momento y que cuando logramos conectar con nuestro interior, con nuestro poder personal, podemos transitar con mayor seguridad por nuestro camino.
Dejemos ir la torre de control y retomemos el camino al corazón. A penas unas 14 pulgadas de distancia, puede ser un viaje que les lleve toda la vida.
Recuerda mujer que tú materializas vida, eres alimento, nutres el alma, que sanas, regeneras y reinventas constantemente. El amor incondicional es donde hay que apuntar para llegar a la reconquista auténtica de la energía que nos sanará a todos.
“El auténtico poder de una mujer está en su capacidad de dar amor. Cuando esto sucede, las parejas, las familias y las sociedades se nutren de la energía más preciosa y enriquecedora que podamos experimentar los humanos.”
– Alberto José Varela.
Conecta con tus diosas interiores
HESTIA : Ser completa en sí misma. Se concentra en su experiencia subjetiva interna. El dejar de hacer y solo ser. No me canso de recalcarles la importancia de el tiempo para reflexionar, descansar y meditar. Ese espacio sagrado donde se escuchan a sí mismas y se permiten re nacer.
AFRODITA: La alquimia. El arquetipo de Afrodita rige el disfrute del amor, la belleza, la sexualidad y la sensualidad de las mujeres. Satisface tus necesidades, haz el compromiso con tu felicidad y busca la manera de ser fiel contigo misma.
La energía femenina es el lado creativo, diseñado para dar a luz la vida. La creatividad se puede expresar de mil maneras: bailando, pintando, escribiendo, amando.
PERSÉFONE: La reina del mundo subterráneo. Un lugar en donde los recuerdos y los sentimientos han sido “enterrados”. Para cultivar las cualidades de Perséfone, el primer paso es atribuir un valor positivo a la receptividad hacia otras personas o hacia uno mismo. Permitirse ver sin juicio, cambiar de perspectivas y abrirte a un mundo de posibilidades.
ARTEMISA: La que vuelve a su naturaleza. Artemisa es el arquetipo responsable de la unidad consigo misma, con la naturaleza y la comunión espiritual. Proporciona a las mujeres la capacidad innata para concentrarse intensamente en cualquier cosa que sea importante para ellas, como la independencia y la libertad.
“Una vez que la mujer se vuelve consciente de las fuerzas que influyen sobre ella, obtiene el poder que ese conocimiento proporciona. Las “diosas” son fuerzas poderosas e invisibles que moldean la conducta e influyen en las emociones.”
– Jean Shinoda Bolen.
