INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Como enseñarle a los pequeños a expresar las emociones y a controlarse

 

¿Ustedes conocen personas a quienes consideren hábiles con las emociones o, en otras palabras “sintonizadas”? Estas personas saben expresar lo que sienten y además, parecen saber cómo se sienten los demás. Las personas sintonizadas también saben cómo controlar sus emociones fuertes de manera que no tienen que actuar impulsivamente.

Se dice que aquellas personas que saben manejar sus emociones tienen inteligencia emocional. Sin embargo, ¿qué importancia tiene dicha inteligencia emocional? Nada menos que la probabilidad de que los niños emocionalmente inteligentes se sientan más a gusto y disfruten más la escuela. Además, estos niños parecen llevarse “mejor” con los demás y, por lo regular, se sienten aceptados, saben trabajar en grupo y es mucho menos probable que pierdan el control y que tengan problemas de conducta. De hecho, muchos investigadores creen que la inteligencia emocional puede ser un buen factor de predicción del éxito en la vida en general.

La mayoría de los padres está de acuerdo en cuanto a desear que sus hijos cuenten con estas destrezas. Pero lo que muchos no saben es que aprender a expresar las emociones y a controlarse comienza durante los primeros cinco años de vida. En este período los padres pueden realmente marcar una diferencia.

La Sintonía (Empatía)

La manera en que ustedes pueden enseñarle a sus hijos a expresar las emociones es sintonizándose con ellos, los científicos le llaman así. Estar sintonizados quiere decir que ustedes comprenden lo que sienten sus pequeños y que les dejan saberlo. Al hacerlo, ustedes ayudan a fortalecer las emociones de sus pequeños y las conexiones cerebrales que producen dichas emociones. De hecho, ustedes están conectando su cerebro para comprender las emociones y para pensar. Es decir, ustedes le están ayudando a sus hijos a desarrollar la inteligencia emocional. Para sintonizarse es preciso ser un gran observador. A medida que observen lo que hacen sus pequeños y escuchen lo que dicen, pueden preguntarse a ustedes mismos:

*¿Qué estará sintiendo mi niño?

*¿Cómo debo responder?
*¿Cómo dejarle saber que le entiendo?
A medida que ustedes se familiaricen con su hijo, más se sintonizarán con lo que él o ella sienten. Así, podrán responderle en formas que le enseñen a expresar las emociones. Estar sintonizados es actuar como un espejo en el que se refleja aquello que ustedes piensan que su hijo siente. Los siguientes son unos cuantos ejemplos.

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Un niño tranquilo
aprende a controlarse

 

Los niños que se sienten tranquilos y seguros aprenden a controlarse. El cuidado que ustedes les proveen a sus hijos les enseña que el mundo es un lugar seguro e interesante. Responder cuando ellos lo necesitan, permanecer tranquilos y ser amorosos contribuye a que los niños se sientan seguros.

Sin embargo, mantenerse tranquilos y amorosos no es fácil. Todos los padres del mundo en ocasiones se sienten tensos, furiosos y frustrados. Pero si expresarnos la frustración contra los niños, gritándoles, tratándolos con brusquedad, o ignorando sus necesidades, los niños se sentirán atemorizados. Si esto ocurre en pocas ocasiones, no afectará a los niños. Pero, si el control se pierde con frecuencia, ello, en efecto, puede modificar el cerebro de los pequeños y someterlos a un alto riesgo. La tensión, la ansiedad y el temor producen en el cerebro infantil un químico llamado cortisol, que puede destruir las células cerebrales. Además, el cortisol también puede destruir las conexiones existentes en el cerebro infantil. Cuando un pequeño que haya tenido muchas de estas experiencias atemorizantes vaya a la escuela, podrá tener problemas para relacionarse con otros, prestar atención, pensar y aprender: Lo que necesita todo bebé para sentirse seguro y desarrollarse normalmente es un cuidado amoroso.

 

La orientación firme y amorosa

 

Algo más que necesiten los niños es orientación. Si los pequeños se encuentran rodeados de adultos que los aman y les enseñan con firmeza cuales comportamientos son aceptables, cuales no, ellos aprenden a controlarse. Pero, ¿cómo puede lograrse esto? Los siguientes son unos cuantos pasos que pueden darse:

  • Verifiquen que su pequeño esté seguro e impidan cualquier comportamiento peligroso. Por ejemplo: “No te subas en la mesa porque puedes caerte’.
  • Díganle lo que puede hacer: “Si quieres trepar, súbete al sofá”.
  • Ejemplifiquen el comportamiento Mantengan presente que los niños con frecuencia imitan las conductas de los adultos; tanto las buenas como las malas.
  • Establezcan límites claros v reglas sencillas. Los niños se sienten más seguros al saber lo que se espera de ellos.
  • Díganle “no” lo menos Explíquenle sus razones en un lenguaje sencillo.
  • Ofrézcanle alternativas. “No debes lanzar los Pero puedes lanzar esta pelota o este cojín. ¿Cuál prefieres?
  • Planeen actividades interesantes para los pequeños. Un niño ocupado en el juego tiene menos probabilidades de actuar impulsivamente.

No importa cuán furiosos o frustrados podamos sentimos en ciertas ocasiones, nunca se debe estremecer o sacudir a los pequeños. Hacerlo puede perjudicar el cerebro infantil en forma permanente y causar incluso la muerte. Perder el control y expresar la rabia contra los pequeños puede dejar cicatrices imborrables, si esto ocurre con regularidad. Si es preciso, acudan a un miembro de la familia, a algún amigo o un profesional que les ayude a tranquilizarse y a controlarse.

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Por Licda. Cary Michelle Peyré de Ponce

M.A Neuropsicología Infantil

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