Antheia, la sinceridad, confianza y amistad

 dentro de Goddess, Inspiración

“Today we ask her to bless our rites by flowering within our souls so we too can obtain spiritual perfection.”

  • Patricia Telesco, autora de ‘365 Goddess: a daily guide to the magic and inspirationof the goddess

Poco se sabe de ella, que era la hija de Melinda, la diosa del romance, y Xenos el dios de la destrucción. Pero, a pesar de la escasa información y de sus padres antagónicos, mucho se puede rescatar acerca de quién era Antheia, pues representa algo esencial que hasta la fecha nos ha hecho prevalecer como sociedad y especie, el amor humano.

En la antigua mitología griega, esta diosa era una de las más bellas, tanto en el exterior como interiormente; fue asistente de Afrodita y se le reconocía por siempre portar coronas de flores, hacer crecer y florecer la vegetación, embellecer los jardines y ser adorada en la primavera y también en los pantanos.

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Más allá de estos aspectos, Antheia era el símbolo de muchas virtudes y bondades, entre estas la generosidad, confianza, empatía, amistad, amor y honor. Ella era la deidad de la amistad, del compañerismo, de la comunidad, de lo colectivo, de las relaciones puras y sinceras, de esas que han hecho que la humanidad aún continúe con fe por los senderos más tormentosos, pues siempre habrá en quien confiar.

Uno de los temas que más la caracterizan son las promesas, esas que con ahínco se realizan y que con compromiso se cumplen al pie de la letra. Este hecho es especialmente fundamental en las amistades, pues conlleva lo que es la confianza, la cual debe prevalecer ente dos personas.

Antheia era conocida como al deidad de los matrimonios, la compañía y el buen consejo. Se dice que su nombre e imagen alcanzaron la perfección al contemplar estas características, por lo que se le representa como una diosa triple, que no solo floreció sino que escaló a un estado de consciencia espiritual que muy pocas habían logrado.

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Friendship, the most important human bond

Las amistades, algo tan difícil de describir porque vienen y van, son únicas dependiendo las características de quienes las integran y son el tesoro más valioso cuando sentimos que todo se derrumba. Éstas, sin duda, son fundamentales para el desarrollo de toda persona, de la sociedad, de los países y del mundo entero, porque mutuamente nos impulsan a perseverar y probar.

Cada individuo, independientemente el género, tiene a esa persona en la que sabe que puede confiar; y es que la amistad no es solo con un amigo, también puede ser con la madre, el padre, la pareja, los hermanos, los hijos, o cualquier otro con quien sintamos la confianza de conversar, de compartir las penas y alegrías, de quien podemos esperar que nos escuche y nos de su punto de vista de lo que acontece.

De estas surge el ejemplo, la admiración, la ayuda social y el enriquecimiento espiritual, cultural y personal. Es uno de los tesoros más grandes que podemos tener, siempre y cuando sepamos cultivarlas para hacerlas madurar y perdurar con el tiempo.

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Varios estudios han indicado que las amistades nos hacen más felices, saludables y tolerantes. Sin embargo, éstas son tan frágiles que con faltas como la deshonestidad, la traición y la ausencia se pueden desvanecer ante nuestros ojos, y muy pocas veces se pueden volver a enmendar.

Por esto, de Antheia podemos aprender que, a pesar de que tenemos la libertad de escoger quiénes son nuestras amistades, debemos trabajar en mantenerlas sanas, esto con valores como la sinceridad y la confianza, los cuales deben de fluir de ambas vías para el interés, la comunicación e incluso el sentido de pertenencia sea mutuo.

Esta deidad, además de representar este tipo de relaciones, nos demuestra que hacer florecer una amistad, en cierta manera, es alcanzar parte de la perfección espiritual.

 

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