LIA COHEN: DEL CAOS A LA CREACIÓN

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Las palabras resultan el punto de partida hasta llegar a estampados elaborados a mano, vestidos vaporosos y otras prendas cuyo valor va más allá de lo material. Si este fuera un reino, Lia sería la monarca. Una que crea cuando la melancolía quiere ver la luz.

Llego antes a la cita, quería observar el lugar, hablar con el equipo y conocer la mecánica de un estudio de diseño de moda en Guatemala. Esta parte de Paseo Cayalá, pulsa a otro ritmo. Atrás queda el ir y venir de vehículos, grupos de amigos compartiendo café, personas saliendo y entrando a tiendas de todo tipo, para dar espacio a un área más íntima, más creativa.

En el edificio J401, de Distrito Moda, se erige un estudio de creación de arte para vestir. No es una exageración. Cada pieza está pensada para tener personalidad propia, ser única y permanecer en el guardarropa por generaciones. Una chica de cabello blanco y corto, lentes de montura oscura, vestido negro y labios borgoña me recibe. Me conduce, primero, a la sala de ventas, un lugar rosa y femenino con maniquís portando vaporosos vestidos, delicados estampados y prendas colocadas para que las clientas puedan tallárselas.

Después caminamos a la habitación contigua, donde la magia sucede. En el estudio las paredes son blancas, con estantes llenos de libros, flores, escritorios y mesas de dibujo, crayones, muestras de tela y una sala para relajarse. Al fondo hay otro cuarto, uno donde las maquinas de cocer suenan, las tijeras cortan patrones y ven la vida los diseños. La oficina central resulta una caja transparente, un cubículo de vidrio.

Después de haber husmeado por aquí y por allá, espero a Lia Cohen. La diseñadora cuya filosofía es “respetar a las mujeres y su belleza natural” y cito su sitio web. Hace honor a su mantra cuando llega, sin maquillaje, con una blusa a rayas blancas y negras, pantalones amplios hasta la pantorrilla y zapatos negros. Se presenta, sonríe y se sienta para empezar la entrevista.

Si este fuera un reino, Lia sería la monarca. Una que crea cuando la melancolía quiere ver la luz.

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EN AQUELLOS DÍAS

Su apellido es de procedencia judía. La familia del bisabuelo paterno llegó a Guatemala huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Los Cohen de aquellos días eran siete hermanos: tres hombres y cuatro mujeres. La familia de su bisabuela paterna es oriunda de Dinamarca, eran pasteleros que venían a trabajar al negocio de un paisano. La suerte les sonrío, literal. Se ganaron la lotería y abrieron su propia pastelería.

Su abuelo fue ingeniero civil, colaboró para dar vida a obras importantes como Jurún Marinalá, el Parque de la Industria y el Teatro Nacional, por citar algunos. Se asentó junto a su esposa en la ciudad de Guatemala para trabajar en el Instituto Nacional de Electrificación (INDE).

Del lado materno, su abuelo llegó a América como seminarista Jesuita. Decidió retirarse de la orden y empezó a trabajar. Primero en La Helvetia y luego en Cimex. Conoció a su esposa en una fiesta, en el legendario Club Guatemala y se casaron en 1959. En algún momento de su historia ambos trabajaron como profesores. Su abuela dejó de trabajar al tener a su primer hijo.
“Si te das cuenta, en ambas historias, la educación marcó la diferencia”, dice Lia, en su estudio, tres generaciones después. Su voz es suave, a veces parece un susurro, como si te estuviera contando un secreto. Se le percibe extrovertida pero también reservada. Al terminar la historia de su descendencia, me conduce a través de su estudio para contar la propia.

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CREAR PARA VIVIR

Al principio se mostraba un poco reacia pero conforme avanzó la entrevista, y tuvo oportunidad de hablar de lo suyo, se transformó. Resulta una mujer de maneras suaves que sabe lo que quiere y hacia donde va. En la página de su marca hay un espacio donde se puede leer que la clave detrás de cada una de sus colecciones “es el cuidado con el que se eligen materiales de la mejor calidad y una combinación de prendas elegantes y cómodas que hacen sentir seguras y bellas a las mujeres que las utilizan”; al conocerla uno concluye que la clave es su capacidad para abstraer sentimientos y emociones, desde las más sublimes hasta las más oscuras, y transformarlas en piezas que cualquier mujer desearía vestir.

Cuando niña “era despistada y me encantaba soñar despierta”, quizá por eso era muy mala alumna. La matemática no era su fuerte pero le encantaba dibujar, las Ciencias Sociales, Filosofía e Historia. Cuando se graduó no tenía clara la rama del arte a la que quería dedicarse, por eso se marchó a Madrid y se asentó con su hermana para pintar. Las piezas realistas no eran lo suyo así que las descartó, en cambio descubrió su pasión por la moda y estudió en Milán, en el Istituto Marangoni, alma máter de diseñadores como Moschino, aprendió fashion design, styling & image consulting.

De moda solo conocía aquello que veía en revistas y concursos de belleza locales, o pasarelas de alguna tienda por departamentos, cuando vivía en Guatemala, pero como toda alma curiosa aprovechó los asuetos locales en Europa para trabajar y estudiar. Tomó cursos de fotografía de moda, dirección de arte y estilismo en Central Saint Martins, parte de la Universidad de las Artes de Londres; y aprendió a maquillar en Joe Blasco, en Orlando, Florida. El reto más difícil de todos los sitios donde estudió era quedarse, “entraste pero, bueno, la carga de trabajo y la exigencia de los maestros era otra historia”.

Su nombre ha figurado en revistas internacionales importantes, la aclamada Vogue, por ejemplo; logros que nada tienen que ver con su apellido, más bien, por la experiencia adquirida a través de años vistiendo modelos, trabajando tras bambalinas y los aprendizaje del mundo de las telas imposibles, los zapatos con estructuras inimaginables y maquillajes abstractos…en fin, arte usable.

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LIA COHEN

Sofi iba a tomar un autobús cuando se dio cuenta de un pequeño rótulo. Se buscaba una costurera. Tomó el papel y se dirigió a la dirección que indicaba. Llegó a la casa de Lia y fue contratada. Al principio solo eran ella y la diseñadora, en una habitación. Elaboraban ropa de bebés en lo que se fraguaba su primera colección: Botanika, que se presentaría en abril de 2016.

Por azares del destino Lia conoció a la diseñadora y asesora de moda, María Cristina Acquaroni, pieza clave para el desarrollo del proyecto que hoy tiene vida en el último nivel del edificio J en Distrito Moda, de Paseo Cayalá. Actualmente es la Directora de Marca.

Lia Cohen es como un reloj suizo, donde cada engranaje funciona a la perfección y permite un resultado preciso y elegante. El equipo está conformado por 17 personas que han elaborado cinco colecciones y realizado proyectos como Female Class. El área de trabajo donde se desenvuelven busca “ser un espacio digno para quienes trabajan ahí, para que luego puedan replicarlo en cualquier aspecto de su vida”, dice Lia.

La marca espera expandirse, internacionalizarse, busca no contaminar el ambiente y dignificar a quien lo tenga en sus manos, esa es una de las razones por las que buscan crear prendas que sean heredadas de generación en generación. Eso y el hecho de que la diseñadora encuentre una fascinación al encontrar piezas que han pertenecido a otras personas en distintos momentos de la historia, en gavetas o tiendas de antigüedades, “no es el elemento material, más bien el sentimiento que transmiten el que las hace especiales”.

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PROCESO DE CREACIÓN

Encender unas velas y escuchar música según su estado de ánimo. Crear cuando la melancolía asoma. Una colección inicia con una serie de palabras, estados de ánimo: amor, odio, tristeza, felicidad, felicidad, soledad…Lia busca, investiga, después de todo “no se puede diseñar sin tener un camino. Busco nuevos artistas, por ejemplo”. Después elabora un manifiesto y este es el punto de partida para realizar el moodboard, una técnica de diseño para crear el universo de la colección, aquellos elementos que harán las veces de puntos generadores. Anita, su mano derecha, elabora a mano los prints a utilizar: desde acuarelas hasta técnicas de marcador para recrear flores, cuadros. Isa se encarga de detalles y bordados, y Xime es jefa de producción, en un taller que calza con las fotografías de estudios de diseño internacionales. En el taller se trazan siluetas, diseños, después el diseño plano, se produce el patrón, una muestra en manta hasta el producto en tela real, hasta 62 piezas. Al final, María Cristina, coordina la toma las fotografías, elabora el Look Book y determina la estrategia de venta. En palabras de Lia, “la moda tiene dos caras: las fiestas, el glamur; pero también está el motor: el trabajo arduo de un equipo”.

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FRASES

“Uno se debe colocar inyecciones de actitud: arreglarse para verse y sentirse segura, de esta forma conquistará lo que desee.”

Perseverancia, una de las claves en la vida de Lia Cohen

“Todo empleador debe cumplir con su equipo, entender cómo funciona la industria y el país en el que desenvuelve su marca.”

Mini cuestionario Proust:
Comida: papas fritas
Libro: El caballero de la armadura oxidada, de Robert Fisher
Película: Garden State
Palabra que te describe: sensible
Blanco y negro o sepia: blanco y negro
Color: morado
Estado de la materia: líquido
Artista: Lillian Bassman

Fotografía: Carmen Maldonado
Vestuario: Lia Cohen
Maquillaje y peinado: Fernanda Gomar

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