Ana Rosa de Méndez

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Arte con un propósito


Si alguien puede servir de ejemplo perfecto entre ser madre de familia y pionera del desarrollo social de Guatemala, sería Ana Rosa Ramos de Méndez. El equilibrio y balance con el que maneja su vida se refleja en el espacio armonioso y artístico con el que nos recibe en su casa para la entrevista.

Forma parte de una de las familias más emprendedoras y proactivas de Guatemala, y al igual que todos sus miembros, Ana Rosa aprovecha sus habilidades para compartir su pasión por el arte e impulsar el desarrollo social a través de la gestión cultural, “en mi familia estamos enamorados de nuestro país, creemos en él y en su gente. Nos apoyamos mutuamente y cada uno tiene una labor social desde distintos puntos de enfoque; amamos la ecología y el medio ambiente, así es como también en ese aspecto apoyamos proyectos que contribuyan a ese medio”.

La fe y visión que tiene de nuestro país parte de encontrar dentro de nuestra sociedad, las cualidades que nos clasifican como uno de los países más felices del mundo: “somos amables y familiares, esto hace que necesitemos los unos de los otros. Los guatemaltecos tenemos muchas razones para celebrar y la gente se junta para esto, todas nuestras tradiciones giran en torno a la unión familiar”.

Su trayectoria artística dio inicios desde sus estudios como diseñadora gráfica, para más adelante involucrarse con el Museo Ixchel en el cual trabajó por unos años y en dónde comenzó a hacerse obvia la coherencia entre su personalidad y la visión que tiene para el país: “inicié encargándome del área de imagen y relaciones, estuve a cargo de la galería y entonces comencé a armar exposiciones”. 

“En general siento que en Guatemala aún no tenemos la cultura de museos, así que luego de salir del Ixchel, conocí a un grupo de amigos que juntos fundamos EducArte, un proyecto en el que fotografiamos 50 museos de Guatemala y se llamó “Sin Cuenta Museos”. El problema de la falta de recursos de los museos en nuestro país se da por lo mismo que las personas no los visitan. Así que el proyecto de Sin Cuenta tenía como n promover esa cultura de visita”.

“Llevamos el proyecto al Museo de Arte Moderno Carlos Mérida, Casa Mima y el Cerro de Santo Domingo en Antigua, a Cobán y a la Facultad de Arquitectura de la USAC. Es así como intentamos crear actividades para dar a conocer todos esos museos a un público más amplio”.


“Hay que trabajar en cosas que valgan la pena ya que la vida es corta y tenemos que aprovecharla, los seres humanos tenemos la habilidad de conocer y estar en un proceso constante de aprendizaje”.

Durante ese tiempo fue invitada por un sacerdote, reverendo padre Mario Torres, para formar parte del Patronato de Santo Domingo, en el cual se busca rescatar el claustro mayor y dar un espacio a los artistas emergentes, para crear un espacio cultural y artístico, utilizando las distintas partes de la iglesia. Como primer proyecto lanzaron una exposición a convocatoria abierta llamada Momento de Ángeles, en el cual expusieron distintos artistas, en su mayoría guatemaltecos, con un total de ciento veinte obras.

Sobre la gestión cultural nos cuenta que no se trata únicamente de facilitar un espacio para los artistas, sino buscar conectar a las personas a través del arte: “no me gusta hacer las exposiciones y solamente dejar que los cuadros cuelguen de las paredes. Cuando estuve en el Ixchel y montamos la exposición de “El círculo de Valenti”, por ejemplo, incluimos también obras de teatro y análisis de las obras que se escogieron”.

Como madre y emprendedora para ella es esencial el papel de la mujer dentro de la sociedad guatemalteca “somos las agentes del cambio porque nosotras somos las que influimos directamente en nuestros hijos, en nuestro hogar y en nuestra sociedad. Es sumamente importante no descuidar a la familia y creo firmemente que podemos influir en nuestros hijos para crear una mejor sociedad”.

Cualquier expresión artística alimenta su espiritualidad, desde la plástica hasta la comida, es por esto que recientemente se graduó de Chef en Slow Food en la Academia Culinaria de Guatemala: “la gastronomía es lo que une a mi familia, vengo de padres cubanos y tengo un esposo de herencia italiana. Para nosotros sentarnos a la mesa y disfrutar es importante, es parte de nuestras raíces”.


“Busco situaciones en donde pueda ayudar más”.

Es una mujer sumamente coherente con la manera en la que lleva su vida, esto es evidente desde la creación de proyectos de arte y su familia, hasta la forma en que viste. Su gusto por las cosas hechas a mano y por las prendas que tengan mucho diseño, nos muestra que es una mujer segura de sí misma, que considera que la feminidad es una clave esencial: “si Dios nos hizo mujeres y eso es de lo más bello, ¿por qué no disfrutarlo?”.

Ana Rosa tiene claro que la educación es la herramienta esencial para sacar a Guatemala adelante, es por eso que ella busca involucrarse en proyectos que cumplan con esta función, “me gustaría que las personas tuvieran más oportunidades educativas, si tienen esa calidad en la educación van a tener mejores oportunidades de trabajo”.

Es así como también nos cuenta que un país con seguridad es la clave para unir a la sociedad y poder retomarlo, “hoy en día nos alejamos porque ponemos cercas, garitas, etc., de esta forma no estamos siendo incluyentes. Tiene que llegar el momento en que podamos salir de esas barreras, por eso me gusta zona 4 porque allí se ha creado un espacio en dónde se vive, trabaja y lo más importante, las personas conviven e interactúan”.


Fotografía: Luis Pedro Chang


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