Mónica Palmieri, la revelación de su vida a través del cine

“Life can only be understood backwards; but it must be lived forwards.”

• Søren Kierkegaard.

Cuando hacemos una introspectiva acerca de quién es Mónica Palmieri, repasamos más de 30 años de pura creatividad, sueños, maletas, continentes, oportunidades y determinación. Sobre el escenario y detrás de él habita el espíritu de una niña que allí  dio sus primeros pasos y que hasta hoy toma de la mano a otros para experimentar lo mismo que ella.

Es guatemalteca de nacimiento, pero el cine, su pasión, la ha llevado a explorar otras localidades en Latinoamérica, África y Asia. Desde hace 13 años vive en Nueva York, lugar en el que cursó un programa de teatro y cine, lugar al que siempre vuelve para conquistar, y en el que ha conocido a grandes personalidades que la han apoyado en su realización.

Un espíritu libre, creativo

A los 3 años comenzó a dar pasos a un ritmo lento, delicado y estilizado. El ballet fue su primer amor, fue lo primero que hizo hasta cumplir los 21 y lo que la introdujo al mundo artístico. “Crecí en el teatro, siempre estuve tras bambalinas, en ensayos, en esa comunidad de personas que siempre están creando”, confiesa Mónica.

Su vida también se vio influenciada por la pasión que veía en su padre al componer canciones, cantar y compartirlas con ella y sus otros tres hermanos. Por otra parte, su madre, con la psicología, la ayudó a entender al ser humano, las sociedades, las relaciones y al mundo, le enseñó lo que es la empatía.

Luego de culminar con el colegio hizo su mayor esfuerzo por cursar carreras profesionales en la universidad. Ni la economía ni la física dieron resultado. Mónica no pertenecía allí, su espíritu la animaba a escalar otros riscos que la hicieran tener otra perspectiva de lo que buscaba, el cine.

Tomó cursos completos de arte, canto, baile y actuación. Conoció varias figuras dentro de estas disciplinas que le compartieron su experiencia y conocimiento para luego encontrar la oportunidad de sus sueños en otra ciudad, la que nunca duerme y la que le abrió las puertas para incursionar en el cine, producción y dirección, Nueva York.

Obras cinematográficas

Su regreso a Guatemala, posterior a sus estudios, significó la participación en varios proyectos, entre los que caben mencionar las producciones de ‘VIP La Otra Casa’, ‘La Vaca’, y otras en las que colaboró de la mano con directores locales. También trabajó por un tiempo en las salas de Solo Teatro, un espacio en donde manifestó su talento.

Concluyó una etapa en su país natal y retornó a NY, en donde encontró precisamente el trabajo que la satisfacía, el de asistente de dirección. Al comienzo tuvo dos trabajos como segunda asistente y productora, para luego ejercer como la primera asistente de varios proyectos en los que aprendió a liderar.

Entre el 2015 y 2016 realizó un cortometraje con algunos amigos, Small Talk. Y un año después preparó las maletas para dirigirse a otros rumbos, entre estos Bolivia, Camboya y Nigeria, de los cuales regreso hasta hace algunos meses y en donde colaboró como asiste de dirección en la ejecución de largometrajes.

Hoy, Mónica se toma el tiempo entre leer, meditar, escuchar música y ver series de TV para descubrir cuál es el siguiente paso. Aunque en este intermedio grabó una serie de terror, tiene cuatro proyectos que está armando para trabajar en Guatemala, así que por ahora su vida y su talento en el cine aún pisan tierras estadounidenses.

Líder y sentido social

Como mujer, ha logrado destacar en la industria del cine. Es un mérito que se ha acreditado por su esfuerzo, pero no está demás reflexionar que en cuanto a género no se tiene la costumbre de ver a líderes como ella manejando equipos de más de 50 personas detrás de escena.

Mónica comenta que su experiencia en Camboya y Nigeria fueron muy enriquecedoras porque aún mantiene contacto con las personas que trabajó, entre ellas mujeres que le piden su apoyo y consejos en cuanto al trabajo como asistente de dirección. “Esto es lo que más me ha llenado, el compartir con ellas, ser su aliada e inspirarlas”, asegura.

Su espíritu se caracteriza por ser soñador y vulnerable a temas sociales como las guerras, refugiados, pobreza, violencia y medio ambiente. Cuando reflexiona acerca de esto menciona: “No es fácil como ser humano salir adelante, pero si se tiene la oportunidad de estar vivo se pueden hacer cambios para crear una mejor realidad.”

Hoy, Mónica, de sonrisa amplia y espíritu humilde, continúa su trayecto confiando en su instinto y creatividad.