Pregnancy symptoms you should not ignore
Una de las etapas más hermosas en la vida de una mujer es la gestación, la cual, junto con el anhelo de que éste transcurra con normalidad, debe de cuidar hasta del más mínimo detalle, ya que existen síntomas, que por menores que parezcan, son alarmas del cuerpo que si no se atienden pueden desarrollar un embarazo de alto riesgo.
El principal aspecto que debe prevalecer desde el inicio hasta el final de un embarazo es la salud, tanto de la madre como del feto, y para esto es importante que la paciente cumpla con las visitas puntuales al médico para las evaluaciones necesarias, que lleve un estilo de vida balanceado y que siempre esté alerta a los síntomas que presenta.
Este último punto es importante de resaltar porque vivimos en una sociedad en donde no estamos acostumbradas a priorizar la salud y pareciera que la automedicación es la respuesta a todos los males. En una mujer embarazada esto no puede suceder, al primer indicio de que algo no es normal en su cuerpo debe de consultarlo al médico.
Las complicaciones durante el embarazo pueden ser generadas y estar asociadas a distintas causas, ya sea por la edad, enfermedades, el peso excesivo, entre otras. Sin embargo, en muchas ocasiones el alto riesgo puede ser prevenido si desde un inicio se presta atención a pequeñas señales que cada vez se intensifican más.
Señales de un embarazo de alto riesgo
Conversamos con la Dra. Marissabel Sandoval, ginecóloga y obstetra de GO Fem Clinic, con especialidad en los embarazos de alto riesgo y el cuidado crítico obstétrico, quien comenta que en su experiencia ha logrado determinar que entre el 20 y 30 por ciento de sus pacientes están propensas a tener un embarazo de alto riesgo.
Algunos de los síntomas que la profesional ve asociados a este padecimiento y que asegura muchas mujeres pasan por alto hasta que se vuelven complicaciones son: los constantes dolores de cabeza, los cambios visuales, la picazón en palmas de las manos y plantas de los pies, flujo vaginal, náuseas y vómitos.
“El dolor de cabeza puede ser común durante el embarazo, principalmente durante el primer trimestre por los cambios adaptativos que sufre la madre. Sin embargo, si se presenta con frecuencia o persiste a pesar de tomar algún analgésico pasadas las 20 semanas de gestación, la recomendación es consultar de inmediato”, asegura.
Agrega que si este mal se ve asociado con trastornos visuales, como la pérdida de la agudeza visual, la visión borrosa o la presencia de zumbidos, ésta puede ser la principal alerta para sospechar de que existe una hipertensión arterial.
Entre los otros motivos que podrían dar un indicio de que se puede tener un embarazo de alto riesgo, la Dra. Sandoval enumera: antecedentes de embarazos complicados, pérdidas gestacionales recurrentes, embarazos múltiples, mujeres menores de 20 años o mayores a 35, obesidad y enfermedades asociadas como diabetes, hipotiroidismo etc.
Cómo mejorar la situación
Una de las principales recomendaciones es mantener las visitas constantes al médico para el debido chequeo. La ginecóloga y obstetra asegura que: “actualmente la curva de control prenatal está invertida, ya no se recomienda asistir mensualmente al inicio del embarazo sino cada quincena o semana con el objetivo de identificar probables riesgos.”
Con el transcurso del tiempo, éstas ya pueden ser más espaciadas, aunque si en definitiva la paciente sufre de un embarazo de alto riesgo lo recomendable es que recurra al ginecólogo más de una vez al mes. En cada visita prenatal se interroga sobre los cambios presentados y si hay movimientos fetales para realizar el monitoreo correspondiente.
La Dra. Sandoval resalta que para llevar un embarazo tranquilo se debe mantener el equilibrio en cuanto a la salud mental, física y emocional, ya que es muy factible que se sienta más vulnerable debido a los cambios hormonales y la presión social de compararse con las experiencias vividas por otras madres.
“Tanto para el bienestar materno como fetal, es necesario llevar un estilo de vida balanceado, libre de situaciones de estés, con una alimentación correcta y sana en la que se priorice la ingesta de nutrientes, con actividad física, de preferencia ejercicio cardiovascular, y la importante canalización de emociones”, asegura la profesional.
