Historias de éxito: De emprendedoras a mujeres empresarias

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Distintas son las motivaciones que impulsan a una mujer a idear y ejecutar sus propios proyectos, ya sea la búsqueda de la independencia, la necesidad económica o la determinación de dedicarse a su pasión. Así es como surgen los emprendimientos, los cuales, para crecer, necesitan que otros confíen en ellos y les abran las puertas.

Desde hace 12 años existe una oportunidad y espacio para que ellas, junto con su producción, se conviertan en proveedoras fijas de una multinacional que las apoya. En 2007 nació el proyecto “Una Mano para Crecer” de Walmart México y Centroamérica, el cual impulsa el desarrollo  y avance de las pequeñas y medianas empresas (Pymes).

Con este programa se ha logrado con éxito valorizar e impulsar el talento y trabajo de varias mujeres guatemaltecas, y tres de ellas nos cuentan cómo ha sido su experiencia:

  1. Elizabeth Estrada de Fresska

Junto a su madre, aproximadamente en 1986, comenzaron a buscar ideas de negocios para ser independientes. Ambas visitaron una firma de auditores para que las orientara en los rubros más rentables, por lo que determinaron buscar una oportunidad en lo agrícola industrial.

Con menos de 20 años, Elizabeth condujo hasta la costa para indagar acerca de los productos que podían utilizar y encontraron una plantación de Loofah, la cual hasta hoy es su materia prima para la fabricación de los ‘pashtes’ que elabora de manera industrial.

Desde 1990 son parte de los pequeños y medianos productores que distribuyen su producto a Walmart, beneficiándose personalmente y a otras 14 familias guatemaltecas que son sus proveedoras. “El apoyo ha sido increíble, te abren las puertas para llegar a más puntos de venta, te dan capacitaciones y sobre todo confían en la mujer”, asegura la empresaria.

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  1. Cecilia Estrada de CE, Lova y Baby’s Cotton

El negocio familiar surgió por un tema de mejorar la situación que en ese entonces acontecía en sus vidas, lo que la llevó a explorar dentro de su creatividad qué productos podían comercializar. Junto a su madre comenzaron a confeccionar ropa interior de algodón para niñas y a tocar puertas para venderla.

Dos años transcurrieron para que una sola cita cambiara sus vidas. En 1982 les abrieron las puertas de una cadena de almacenes, ahora Walmart, para distribuir hasta 20 docenas de sus productos, lo que multiplicó de sobremanera su producción y conllevó a la contratación de más personal.

Hoy, son 14 colaboradoras detrás del proceso de confección de ropa con algodón para bebé, niños y adultos, y toda una cadena de proveedores 100 por ciento guatemaltecos. “Dentro del programa nos han apoyado, en momento difíciles no dejan que te rindas. Son una luz, un espacio que me beneficia a mí, que soy un canal para brindar trabajo a otros”, comenta Cecilia.

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  1. Leonor de Gutiérrez de Las Brasas

La idea de encontrar una oportunidad de negocio en la producción de alimentos fue en pareja, ya que junto a su esposo tomaron la decisión de perfeccionar e industrializar una antigua receta de mantequilla de ajo que era utilizada en un restaurante familiar. Esta decisión los llevó a probar una y otra vez entrar a un mercado grande.

Fue en 1980, dos años después de su fundación, cuando comenzaron a distribuir a Paiz Montúfar, hoy parte de la multinacional de retail Walmart. Esa oportunidad, además de demandar más producción, los llevó a certificarse como la primera Pyme SQF y a elaborar de manera industrial los productos de otras marcas.

En la actualidad han diversificado la variedad de su oferta en cuanto a sabores, tamaño y presentación, siempre de la mano de proveedores calificados y certificados que los acompañan en este triunfo. “En Walmart piensan macro, son una guía, invierten los fondos en capacitaciones y sin duda son ‘Una Mano para Crecer’”, comparte Leonor.

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