Rescate en el Volcán de Fuego

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Eran las siete de la noche y recibí una llamada, “prima mañana me voy al volcán”. En ese momento lo único que pude pensar fue, “Dios cuídalo y utilízalo como instrumento”. Por supuesto estaba preocupada, sabía que su vida corría peligro.

 

Carlos es mi primo, pero lo quiero como a un hermano. Es bombero ad honorem y estuvo presente en la segunda explosión del Volcán de Fuego. Esta es su historia:

 

Eran las dos de la mañana y no me podía dormir. No podía dejar de pensar que, en tres horas, me marcharía al volcán. Una mezcla de nerviosismo e incertidumbre convergían en mi mente, ¿qué iríamos a encontrar?

 

CAMINO AL VOLCAN

 

El silencio reinaba en nuestro vehículo. Lo único que podía hacer era rezar, y pedirle a Dios por todas las personas soterradas y por quienes perdieron su familia y su hogar.

 

LLEGANDO AL VOLCAN DE FUEGO

 

Cuando llegamos quedé sin palabras: No había casas, árboles…nada, solamente un desierto gris.  El suelo seguía caliente y esa sensación traspasaba mis botas. No se escuchaba nada, salvo un triste silencio.

 

SEGUNDA EXPLOSIÓN

 

Me encontraba adentro de una casa. Buscaba a algún sobreviviente, alguien a quien rescatar y de pronto…el primer silbido de nuestro líder. En esta parte, debo contarles la dinámica en una situación como esta: Si escuchamos tres silbidos debemos evacuar inmediatamente el área pues corremos peligro. Continuaba mi búsqueda y, el segundo. Pensé: “Por favor, que sean dos, no tres. Debemos buscar a más personas”. Llegó el tercero.

 

 Sabía que mi vida corría peligro. Evacuamos inmediatamente sin conocer razones. Salimos tranquilos y de forma ordenada del área y nos subimos a los vehículos para regresar. Cuando volteé la mirada, vi una nube negra. “Una segunda explosión”, pensé. No había sentido ningún temblor o escuchado algún sonido, pero el coloso había hecho una segunda erupción.

 

La explosión pasó al lado del área donde se encontraba todo mi equipo. Fue un milagro. En ese momento sentí empatía, pensé en cómo se sintieron todas esas personas que tuvieron que evacuar y dejaron todo atrás para salvar sus vidas.

 

***

Resulta una situación difícil. Uno quisiera decirle a las personas “todo estará bien”, pero realmente no lo sabemos. La gente nos llamaba “héroes”, pero ser bombero es una pasión. Cada uno de nosotros debemos encontrar un rol en situaciones como esta, el mío es ser bombero, pero tú puedes ser voluntario en un albergue, apoyar con donaciones, donar nuestro tiempo para hablar con los damnificados y decirles que no están solos. Una tragedia de esta magnitud necesita amor. Ahora, viene lo más duro, la situación posterior. El país necesita unirse para no dejar desamparados a quienes perdieron todo.

 

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