WALKING IN BEAUTY

 dentro de Cultura, Estereotipos

Despierto temprano, tan temprano que aún no encuentro al sol. Bajo al gimnasio del edificio en donde vivo. Realizo mi rutina, 45 minutos de ejercicio para echar a andar mi sistema. Vuelvo al apartamento. Enciendo la cafetera. Tomo un baño, me visto, con algo de prisa bebo el café y tomo un desayuno frugal. Aprovecho para chequear correos, mensajes y la agenda del día. Me arreglo: maquillaje, accesorios y zapatos a tono con el atuendo y con lo que el día depara.  Lista. Le gano la salida al reloj, la primera victoria. 

BRÚJULA DE VIDA

En el ocaso de los veintes, estamos relativamente en control de nuestras vidas. Probablemente ya estamos en una relación de pareja, iniciamos una carrera que promete y trabajamos enfocando toda la energía. Diseñamos un plan de vida más o menos coherente. 

La llegada de los treinta nos sorprende en medio del vertiginoso sendero laboral. Todo cambia con prisa en este siglo de alta velocidad.  Nuestra carrera tiene forma y propósito y muchas posibilidades. La realización profesional es prioridad y en ese sentido, atravesamos una etapa importante. Será en esta década en la que se consolide. Son años de peldaños frecuentes, de competencia, de retos que exigen a nuestra creatividad esfuerzo e innovación. Confiando en nuestras destrezas, sabemos lidiar con deadlines, proyectos complejos y nuevas tendencias en el ambiente en el que trabajamos. Es momento de brillar. Sobre todo, es tiempo para aprender a transformar ese brillo de acuerdo a los cambios que nuestra carrera experimente.

Durante esta etapa alcanzamos la madurez e independencia laboral, es como si llegáramos a una cumbre que hemos visto toda la vida. Trabajamos día a día en nuestro personal branding process (marca personal) uno de los activos más valiosos en el mercado profesional. Forjar nuestro nombre en el medio en el que nos desenvolvemos es vital, una tarea nada fácil, con frecuencia, el temor a no ser suficientemente competentes nos paraliza. Es un desafío abandonar esa habitación del miedo. Las dudas nos traicionan.  El trabajo, ya sea que seamos emprendedoras en un negocio propio o laboremos para una empresa, es fuente de significado, una brújula de vida, pero también una responsabilidad que recae como plomo sobre nuestros hombros. Además de los objetivos económicos que precisamos alcanzar, nuestra participación en el mercado cumple otro propósito importante, su dimensión es distinta y profunda. En nuestro sistema emocional se manifiesta cada vez más la necesidad de logro y satisfacción. A pesar y por encima de los temores.

CICLOS Y TRANSICIONES: CONTEXTO CIENTÍFICO

D. J. Levinson, psicólogo de Yale, realizó un estudio del ciclo de vida femenino. A través de su trabajo definió los 30 como “structure-changing or transitional period”, (período de cambio estructural o de transición). Etapa en la que redefinimos intereses, sueños y descubrimos en nosotras nuevos talentos. Según Levinson, en esta etapa exploramos otras posibilidades y damos por terminados proyectos que ya no aportan significado. Todos los cambios apuntan a la continuidad de nuestro crecimiento personal y laboral,  responden a una necesidad pisco-biológica y espiritual. 

Antes de cumplir 30 años, aún escuchamos voces internas que cuestionan nuestro proceder y las decisiones que tomamos. “¿Estamos actuando con egoísmo?”, “¿es este el mejor camino?” son ejemplos evidentes. Esas voces desaparecen en los treintas. Resueltas y libres, consolidamos nuestra identidad.

Durante esta transición clarificamos valores, un sutil rito de paso en el ciclo vital. Planteamos nuevos cuestionamientos con plena consciencia: ¿Qué es lo realmente importante?, ¿Cómo medimos el éxito?, ¿cuál será el legado que dejaremos a nuestros hijos, al mundo, a nosotras mismas?

OTRO MODELO

En esta era, la mujer tiene opciones relacionadas con la familia y la carrera. La planificación de vida se hace ahora siguiendo nuevas directrices. La independencia es quizás la principal. La independencia vista desde una óptica holística: económica, emocional, espiritual y familiar.  Sin embargo, de acuerdo a Joan Borysenko, Ph.D.  el antiguo arquetipo de la “Gran Madre” aún es primordial. A través de nuestro crecimiento y consciencia del aquí y el ahora, las mujeres, con o sin hijos, estamos dando a luz un nuevo modelo para el mundo. Nuestra habilidad para nutrir, para tejer relaciones duraderas y profundas, y el poder tomar decisiones, son indispensables en la búsqueda del balance colectivo. Protagonizamos la evolución, dejamos de ser observadoras o sobrevivientes.

MÁS RETOS

No somos las mismas mujeres a los 31 que a los 37. La madurez profesional nos conduce a nuevos desafíos o a replantear nuestra misión y objetivos. El mercado exige ajustes. Nuestros intereses relacionados a significado y auto-realización también se transforman. Surgen nuevos conceptos. Nuestra vida interior clama por ser atendida, tanto espiritual como emocionalmente. Las relaciones de pareja a veces sufren distanciamientos o crisis. No necesariamente por intención, son las circunstancias del cambio las que van provocándolo, superarlas supone otro reto. Durante los últimos años de esta década empieza la reflexión respecto a la maternidad, los hijos considerados como opción, no como imposición. En la actualidad es un proceso que realizamos con más consciencia y mucha más planificación que las generaciones anteriores. 

WALKIN IN BEAUTY

La buena noticia es que estos momentos críticos son oportunidades para crecer interiormente, para reclamar territorio perdido en el día a día, para re-balancear  o reinventar las relaciones interpersonales. La principal, quizás, es la relación con nosotras mismas. Con o sin entenderlo del todo, la llevamos a otro nivel. Uno más humano, abierto, generoso y profundo. 

Espontáneamente, sentimos la necesidad de realizar rituales en búsqueda de balance. Los navajos llaman a ese equilibrio Walking in beauty. Los beneficios son tantos. Con genuino balance mejoramos las relaciones, la salud, la productividad, el poder creativo y la armonía con el universo. Visualizamos con transparencia y sin temor nuestros propósitos. Vivimos a plenitud el aquí y el ahora.

Ya es de noche. Es viernes. Tiempo sin ruido para mi ritual. Un libro espectacular, jazz y una copa de vino me acompañan. Pienso en el día de trabajo, el nuevo trato que cerramos, el horario que estoy negociando para volver a estudiar, la actualización es imprescindible. Respiro lento, profundo. Me sumerjo en la belleza de este momento.

Por Nicté Serra

 

Referencias:

A Woman´S Book Of Life, Joan Borysenko

The Gift Of Change, Marianne Williamson

The Power Of Moments, Chip Heath/Dan Heath

Artículos recientes

Empieza a escribir y presiona “Enter” para buscar

Look Magazine
error: Lo sentimos, el contenido no puede copiarse.