Una Danza al Ritmo del Arte
Confidential
La historia de uno de los héroes indígenas contemporáneos que perdió la vida por difundir y hacer valer los derechos de los pueblos mayas: Lisandro Guarcax.
“Que mi corazón florezca cuando deje de bombear tinta roja, que le salgan espinas pequeñas y flores amarillas, que lo pinten con nij y le hagan dibujos de animales y pájaros bicéfalos. Que mi corazón se deshaga en la tierra y crezca en un árbol de pino, que mire por los ojos de un búho, que camine en las patas de un coyote, que hable en el ladrido de un perro, que sane en el cuarzo de las cuevas, que crezca en los cuernos de un venado. Que mis corazones sean amarrados con una serpiente de colores para que no se confundan de dueña, para ponerles seña, para volver a encontrarlos en el camino de aquí a otros mundos”, Rosa Chávez, poeta guatemalteca.1
Algunas personas viven por cambiar la realidad de un país violento y lo hacen a través de una de las armas más eficaces, menos políticas y más pacíficas que cualquier otra: el arte.
Una de estas personas, para la historia del arte guatemalteco, lo fue Lisandro Guarcax, asesinado el 25 de agosto de 2010, cuya muerte provocó una de las pérdidas más lamentables para la cultura guatemalteca, en especial para los pueblos indígenas.
Desde niño, el arte corría por las venas de Lisandro, quien se involucró en presentaciones y concursos artísticos con el grupo Ik Atz ́an del Tablón, en el cual los jóvenes podían explorar sus destrezas a través de distintas disciplinas como el dibujo, la poesía, la danza, las oratorias y la música.
Su pasión por el arte únicamente fue creciendo y fortaleciéndose, fue así como años más tarde llegó a convertirse en maestro de teatro, música y danza maya; además de ser un guía espiritual que en la cosmovisión maya se le llama Ajq ́il. Fue durante esta etapa cuando inició sus estudios e investigaciones en el arte prehispánico y no fue sino a través de la herramienta más esencial, el arte, que comenzó a promover la belleza y riqueza de una cultura ancestral y compleja como lo es la cultura maya.
Así llegó a involucrarse en temas fuertes de sensibilidad social que tocaban los lindes de la política como el género y la multiculturalidad. Fue como pronto se convirtió en docente de teatro para el consorcio Rayuela caja lúdica (Kaij Toj), en Sololá y luego como maestro de teatro por los Derechos Humanos, tanto en ese departamento como también en Quiché.
Su trabajo lo llevó a explorar campos como las problemáticas enfrentadas sobre la minería y represas hidroeléctricas , además de dar charlas y conferencias sobre temas de conservación de recursos naturales, a través de la organización Mesa Campesina.
Su activismo social fue haciéndose cada vez más fuerte, sin embargo Lisandro nunca perdió de vista lo que para él era lo más importante, la semilla que germinaba un ambiente de paz y tolerancia cultural: el arte. Fue así que llegó a ser invitado por grupos artísticos y estudiantes de centros educativos desde la Ciudad de Guatemala, hasta Maracaibo, Venezuela; París, Francia; involucrándose con los pueblos indígenas en países como Brasil, Noruega, Rusia e Irlanda. Uno de estos fue el Festival Riddu Riddu, organizado por el pueblo Sami de Noruega, cuyo fin es promover la música y la cultura lapona de otros pueblos indígenas, llevando así la espiritualidad, el arte y la cosmovisión maya a cruzar las fronteras internacionales, especialmente dentro de Centroamérica y México.
Uno de los aportes culturales de los que fue partícipe Lisandro fue el Centro Cultural en Sololá llamado Sotz ́il Jay. Un grupo de jóvenes dedicado a la investigación, formación y fomento del arte maya. Allí inició una nueva etapa de exploración artística como la construcción de instrumentos, el diseño de los tejidos y la composición musical; creando su propio repertorio de música y bailes basados en las costumbres indígenas e inspirados en los rituales de la siembra, cosecha y la traída del agua desde los ríos.
Fue entonces que una tarde del 25 de agosto de 2010, Lisandro Guarcax, de 33 años, salía de la Escuela Oficial de la comunidad Chuacruz del municipio de Sololá, cuando minutos después fue secuestrado y torturado. Su cadáver fue encontrado un día después abandonado a orillas de la carretera Interamericana en Los Encuentros, Sololá.
“El día que Lisandro murió, el pueblo maya lloró amargamente
la pérdida de la vida de uno de sus hijos”, Grupo Sotz ́il.
A pesar de la sentencia que el Tribunal Primero B de Mayor Riesgo dictó el 10 de febrero de 2012, condenando a siete miembros de la banda de secuestradores conocida como “Los Pujujiles”, la familia de Lisandro aún no está conforme con lo ocurrido, especialmente cuando se dio a conocer, según el estudio forense, que Lisandro fue asesinado minutos después de ser raptado, cuando los secuestradores aún mantenían negociaciones con Anastasio Guarcax, su padre.
“El trabajo de Lisandro estaba marcando un referente. Él alzó la voz, demandó, denunció a través del arte. Creemos que su muerte tiene que ver con la opresión hacia los pueblos y comunidades, a la explotación y la pobreza a la que hemos sido sometidos y perdemos el derecho a la vida” dijo, Daniel Guarcax, su hermano.
Según Daniel, existen muchas razones para continuar con la labor que realizó su hermano y dar continuidad a la creación y reconstrucción de la vivencia maya en las comunidades, para poder vivir el arte como él lo vivió. “Se cree que la cultura maya se vive solo a través de los museos o de las artesanía. Lo que Lisandro pretendía era hacer ver el arte como una forma de vida” nos explica.
“Todos los amigos y familia que estuvimos a su alrededor aprendimos a convivir con el arte. Lisandro fue un referente para la juventud, por eso es importante seguir con el camino vacío que él dejó. Seguir con la energía, el vigor y el sueño que tenía Lisandro porque los jóvenes lo necesitan, necesitan llevar un modelo de vida a través del arte. Sentimos ese compromiso con los jóvenes y la población en general” agregó Daniel, quien unió fuerzas con Víctor Barillas, Director de teatro guatemalteco y Licenciado en Arte Dramático.
“Conocí a Lisandro en 2004, cuando me encontraba buscando un grupo maya para realizar montajes escénicos desde esta cultura y me encontré con el grupo Sotz ́il del cual él era coordinador” explicó Barillas. Juntos trabajaron los montajes escénicos Kaji Imox, gobernante maya y Ajchowen, trabajos que exigían investigación y desarrollo del arte de abuelas y abuelos mayas.
Actualmente Víctor ha continuado colabo- rando con el grupo Sotz ́il con nuevos montajes escénicos presentados a nivel nacional e internacional y recientemente se concluyó la investigación respecto a la danza maya Atit Xajoj a través de las energías del Cholquij. También se continúa apoyando el movimiento de artistas mayas Riakux. Y se realizó la construcción del centro cultural Sotz ́il en la comunidad, iniciativa que tuvo Lisandro cuando aún vivía.
Por su parte Clara Alicia Sen, esposa de Lisandro, nos cuenta que después de muchos miedos, muchos enojos y tristezas, decidió integrarse al grupo de mujeres jóvenes Ajchowen, que trabaja en conjunto con el grupo Sotz ́il. “Queremos dar continuidad a lo que él dejó sembrado, ese aporte tan importante en el rescate de la cultura y que ahora está dando frutos” nos cuenta.
La Coordinación y Convergencia Nacional Maya Waqib ́Kej y sus organizaciones condenaron el asesinato del artista y guía espiritual Kaqchikel y expresaron su repudio ante lo sucedido a través de un comunicado que cita en uno de sus párrafos: “Esta mañana nos enmudecieron la voz, nos hincharon el corazón y los pulmones con indignación tras la noticia del vil asesinato de Lisandro. Exigimos que se agilice la justicia para castigar a los responsables para que este crimen no quede en la impunidad. Nos solidarizamos con los familiares y amigos del compañero Leonardo Lisandro y esperamos acciones inmediatas y concretas por parte del Estado y el Sistema de Justicia, para detener la ola de violencia que impera en el país, especialmente los ataques sistemáticos a las comunidades, así como la persecución, represión y criminalización de los liderazgos, que luchan por los derechos colectivos de los pueblos originarios”. 2
Hoy en día, la familia Guarcax continúa a la espera del esclarecimiento del asesinato del maestro Lisandro, y luchan a través de los movimientos indígenas y el arte, por cambiar la realidad de un país que hasta el momento no conoce otra realidad más que la violencia, en la búsqueda de la tolerancia y el fomento de una cultura de paz.
“Espiritualmente es la forma como más lo recuerdo. Tenemos una conexión muy grande, mis hijos y yo nos conectamos con él a través de una vela y a través de los sueños. Artísticamente lo recuerdo a través de sus obras, del grupo Sotz ́il, a través de los sonidos de la marimba, a través de la danza. Él siempre está presente”, Alicia Sen.
“Lisandro trabajó para el rescate de la cultura maya desde las artes. Fue un trabajo muy importante por lo que nosotros su familia hemos continuado con ese legado”, Alicia.
Fuente: 1 y 2: Centro Cultural Sotz ́il jay, 2011 https://sotziljay2.wordpress. com/comunicado/
Fotografías: Servicios