Oddra: intuición, estética y autenticidad desde Miami

 In Creative Minds, Creatividad, Mujeres

Hay creadoras que no se explican solo por su oficio, sino por la sensibilidad con la que observan el mundo. Oddra —directora creativa y fundadora de Pink Salt Studio— es una de esas voces que transforman la intuición en estética y la estética en identidad. Su trabajo nace del tránsito entre ciudades, culturas y silencios: Guatemala, Israel, Miami. En todas encuentra señales, contradicciones, colores y ritmos que luego se vuelven diseño.

Pink Salt Studio —nacido en un pequeño apartamento en Jerusalén— se convirtió en su refugio creativo y en la forma más honesta que encontró para trabajar con mujeres, emprendedoras y marcas que buscan coherencia visual sin perder alma. Desde Miami, Oddra crea, experimenta y se reinventa, sosteniendo una visión femenina en sensibilidad, pero poderosa en intención.

Esta es su mirada.

Oddra


— Has vivido entre Guatemala, Israel y Miami. ¿De qué manera esas culturas han moldeado tu forma de crear y dirigir proyectos?

“Estar expuesta a diferentes culturas me ha sensibilizado profundamente. Siempre he tenido un romance con la política y me interesa entender las problemáticas de los lugares donde vivo; eso me mantiene con los pies en la tierra y le da dirección a mi vida.

La cultura israelí es directa e intensa, muy enfocada en vivir el presente. La guatemalteca, en cambio, busca agradar y se preocupa más de la cuenta por el qué dirán, pero tiene chispa y un sentido del humor único —especialmente el de los zacapanecos, que es de donde viene mi familia. Y luego está Miami, una mezcla vibrante de idiomas, ritmos y sabores, donde he podido desarrollar un estilo propio que quienes me conocen identifican al instante.”

— ¿Qué aspectos de tu origen guatemalteco se reflejan en tu trabajo, incluso desde Estados Unidos?

“Crecí en la Guatemala de los 80 y 90, una realidad más pintoresca y humana que la que vivimos hoy. Mi trabajo está empapado de lo colorida y vibrante que es Guatemala: los mercados, los textiles, los paisajes, las calles llenas de historias. Pero también llevo presentes sus enormes contradicciones, y eso viaja conmigo a cada proyecto.”

Oddra

— Pink Salt Studio tiene una estética muy reconocible. ¿Cómo nació y qué sostiene esa coherencia visual?

“Pink Salt Studio nació en Jerusalén, durante la pandemia, después de años trabajando en agencias de publicidad donde todo me parecía impersonal y regido por una escalera corporativa invisible que puede apagar la creatividad.

La sal rosada —que inspira el nombre— se usa en rituales de purificación y tiene propiedades más allá del sabor. Yo quería crear un refugio donde emprendedoras y creativas pudieran dar forma a su marca, y que trabajar conmigo se sintiera como un pequeño ritual sanador, no como ‘una cuenta más’.

Me siento muy cómoda en mi energía femenina; Pink Salt es girly porque disfruto crear ese tipo de productos. No es la decisión comercial más inteligente, pero es lo que me hace feliz. Creo en la intuición, la energía, la magia y lo invisible. Dejarme llevar por lo que siento hace que sostener la coherencia sea natural: no es una estrategia, sino una extensión de mi identidad.

Evoluciono, experimento y me transformo, y Pink Salt evoluciona conmigo. Quizá esa sea la forma más auténtica de mantenerlo fresco.”

— Como directora creativa, ¿qué pesa más para ti: el concepto, la armonía visual o la emoción que deja una idea?

“La armonía visual es fundamental. El buen gusto —ese ojo que la vida va puliendo— no se puede imitar: se tiene o no se tiene. Cuando una idea se instala en mi mente, no me suelta. Me persigue hasta que logro convertirla en algo real, tal como la imaginé.

Puedo quedarme horas editando, perdiendo por completo la noción del tiempo mientras afino un detalle que quizá nadie más considere importante. Es ahí donde confirmo cuánto amo crear algo que, para mí, tiene sentido.”

Oddra

— En un mundo saturado de imágenes, ¿qué hace que algo te parezca original o digno de guardar en tu vision board?

“Todos cargamos con una sensibilidad distinta, como una brújula que apunta hacia lo que nos conmueve. La mía cambia constantemente, pero me atrae lo femenino y amo el drama porque no le tengo miedo a sentir.

Me incomodan las cosas vacías o planas, esas que no me provocan nada. Prefiero lo que me haga reír, llorar o bailar; lo que me recuerda que estoy viva.”

— ¿Cómo dialoga tu origen guatemalteco con la competitividad del entorno creativo estadounidense?

“El mundo creativo en Estados Unidos es ferozmente competitivo. Lo descubrí al estudiar y también durante mis pasantías en grandes agencias. Allí enfrenté la cultura de la escalera corporativa, muy propia de la vida profesional americana. Para alguien creativa y descontracturada como yo, eso puede ser mortal.

No soy competitiva; asocio la competencia con el ego, y no me interesa alimentarlo. Pero rodearme de personas con ambición sana, que buscan crecer y empujar sus límites, me parece necesario porque nos desafía a mejorar.”

Oddra

— ¿En qué momento entendiste que la dirección creativa podía ser una forma de narrar historias personales?

“Caí en la dirección creativa casi por accidente. Antes de ser directora y antes incluso de llamarme copywriter, pasé años explorando herramientas como Photoshop e Illustrator, experimentando con cámaras digitales, pintura, dibujo y cocina, de forma autodidacta.

Cuando presentaba mi portafolio, varios profesionales me dijeron que limitarme solo a escribir sería un error. También podía diseñar, tomar fotos, conceptualizar campañas, construir identidades de marca y dirigir equipos. Ahí entendí que, sin buscarlo, ya era directora creativa.

Para mí, ser directora creativa es un vehículo para expresar lo que tengo dentro. Un lugar desde donde puedo usar todos los medios a mi alcance para contar una historia o crear una experiencia.”

— ¿Qué consejo darías a quienes buscan construir una marca auténtica sin caer en fórmulas de internet?

“Todos queremos sacar algo al mundo: una idea, una visión, un propósito que aún no tiene forma. El problema es que estamos rodeados de ruido. En medio de eso, cuesta escuchar la voz interior.

Mi consejo es apagar ese ruido, aunque sea un instante. A veces toca retirarse un poco y ver qué aparece en ese silencio.

Cuando soltamos la necesidad de agradar y creamos desde la autenticidad, la conexión sucede sola. La magia está en ver cómo algo invisible se convierte en un producto, una marca o una experiencia capaz de tocar la vida de otras personas.”

Oddra

— Hoy trabajas desde Miami. ¿En qué etapa creativa te encuentras y qué te gustaría seguir construyendo?

“Hubo un momento en el que decidí convertir los productos que ofrecía como un ritual a mis clientes en productos digitales. Eso me permitió poner mis ideas en el mercado mundial, a un precio accesible, para que quien los quisiera pudiera descargarlos y hacerlos suyos.

Esa decisión me liberó del modelo de nueve a cinco y me abrió un espacio más suave para disfrutar la vida sin sentir que corro una carrera interminable. Hoy tengo más de ciento cuarenta productos en línea que se venden solos, como pequeñas semillas que siguen dando fruto.

Siento que estoy en una etapa de recolectar inspiración, de madurar procesos internos, de prepararme para algo nuevo. Tal vez sea una versión renovada de Pink Salt, o tal vez algo completamente diferente.

Las marcas, como las personas, tienen ciclos. Ya compartí una parte de mí con el mundo; ahora me preparo para ofrecer algo que está creciendo en silencio y que pronto encontrará su lugar.”

Oddra atraviesa un momento de expansión: una fase donde su trabajo digital, su intuición estética y su raíz guatemalteca conviven para dar paso a una nueva etapa creativa. Pink Salt Studio evoluciona con ella, adaptándose a lo que viene sin perder la sensibilidad que lo originó.

Su historia no está cerrando. Apenas está cambiando de forma —y esa apertura constante es, quizás, su verdadera fuerza.

Recent Posts

Start typing and press Enter to search

Look Magazine
error: Lo sentimos, el contenido no puede copiarse.