Degani Vintage La ropa de lujo de la verdadera moda guatemalteca: las pacas

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En la terraza de un edificio en medio de la ciudad, entre dos de las avenidas más circuladas de la zona 10, existe un huerto urbano que se ha convertido en un verdadero oasis en medio del concreto. Más que un simple respiro, este espacio es una extensión viva de una vintage store que invita a repensar la manera en que habitamos, cultivamos y coexistimos. Aquí, la naturaleza y los objetos con historia dialogan, proponiendo una nueva forma de valorar lo cotidiano.

Más que la anomalía de un área verde en la zona, esta terraza es parte de un proyecto sostenido por la convicción de que es posible, a través de cambios pequeños pero sostenidos, transformar el mundo. Este huerto, además, constituye un diálogo intercultural donde tradiciones milenarias hacen posible que una planta de samat crezca al lado de una vid y las flores de una enredadera de maracuyá le ofrezcan sombra a los pájaros y polen a las abejas locales. Tomates, berenjenas, camote, rábano, frijol, okra, acelgas y coles, romero, albahaca y muchas otras hortalizas y hierbas se expanden con exuberancia en enormes macetones de hojalata con sistemas de irrigación y a partir de rigurosos procesos de compostaje. No es raro, para quien visita este espacio, salir de ahí con una bolsa cargada de retoños, semillas, frutos y vegetales pues, así como el huerto es generoso, también lo es su creadora y principal cuidadora, Shira Degani. 

Cuidar es una palabra importante aquí. Shira entiende el cuidado como una responsabilidad, es decir, algo que se deriva de la capacidad de responder a situaciones concretas que demandan nuestra atención. En Guatemala esto tiene que ver tanto con la riqueza natural como con la desigualdad y el hambre. Para Shira, el huerto constituye un ejemplo de que cosechar comida, incluso en ambientes que parecen ser hostiles o en lugares inesperados, es posible y que todos podemos comprometernos de alguna manera en la instauración de espacios regeneradores orientados a la biodiversidad y la abundancia. Este es, para ella, un laboratorio donde no todo siempre funciona, pero donde se pueden ir refinando procesos y compartir con otras personas lo que sí resulta para que pueda replicarse. Y la visita al huerto, inevitablemente, es inspiradora.

Muchas veces pensamos que la transformación o mejora de la realidad requiere de acciones radicales bajo el esquema de que es necesario destruir lo previo para comenzar de nuevo, pero no es así. De hecho, así como los brotes de hojas y flores diminutas se hacen camino entre pequeñas grietas en el cemento, pequeñas acciones realizadas reiteradamente trastocan el mundo del que formamos parte. A Shira numerosas personas le comparten fotografías de sus propias siembras -que comenzaron con el regalo de un pequeño paquete de semillas o un brote- así como le comparten experiencias relacionadas a sus decisiones de consumo, lo que incluye, también, la compra -o la evitación- de alguna prenda de vestir. Y es que, la mayoría de quienes llegan al huerto lo hacen a través de la tienda de Shira: Degani Vintage, un pequeño local poblado por prendas de segunda mano especialmente escogidas por ella. De eso se trata, dice: de que se vayan creando redes. Sus clientes asumen un compromiso: consumen responsablemente y llevan consigo información útil relacionada a la protección, la sostenibilidad y la regeneración del medio ambiente, además de algo para sembrar.

Shira se identifica, ante todo, como ambientalista. Desde esa perspectiva, las decisiones de la vida diaria son entendidas desde el impacto que puede tener en el medio ambiente, algo que en Guatemala -un país rico en biodiversidad- es bastante claro. Cuando entendemos que existe una conexión directa entre nuestras decisiones cotidianas, nuestros hábitos de consumo y el mundo que nos rodea, podemos plantearnos formas distintas de cultivar relaciones con otras formas de existencia como las plantas, los animales, el agua e incluso los minerales a través de lo que comemos y lo que vestimos. Esto es así pues aquello que de lo que nos nutrimos y aquello que nos ponemos participa de toda una red de relaciones que constituyen la realidad en sus formas positivas o negativas.

Estas preocupaciones, además del amor por la moda, llevaron a Shira a fundar su tienda Degani Vintage. Las piezas disponibles son todas seleccionadas, -lavadas y muchas veces reparadas- de las pacas que llegan al país como parte de una dinámica característica de la industria de la moda actual. Más que tratarse de un espacio donde encontrar ropa barata, resultante de donaciones hechas por el primer mundo, la paca es el resultado de procesos insostenibles, cuya existencia misma depende del incentivo permanente al consumo desenfrenado y la sobre-oferta de prendas de bajo costo. También es un lugar desde el cual reflexionar acerca de lo que elegimos vestir y el impacto que ello tiene en el planeta. Shira entiende, así, que la paca tiene un significado medioambiental, económico y social. Estos tres aspectos son clave para entender las dinámicas globales de desigualdad y su relación con la naturaleza.

Degani Vintage se concibe, entonces, como una plataforma desde la cual conformar una comunidad consciente que en su día a día sepa hacer elecciones responsables, es decir, que sepan responder a las necesidades del planeta y a participar de su regeneración. Las clientas de Shira no sólo  compran piezas elegidas sabiamente, bien cuidadas y duraderas sino que participan de una forma de resistencia al consumo masivo y la cultura del fast-fashion. En un mundo sobre la gran mayoría de productos disponibles incluyen su obsolescencia programada -en la ropa esto está ligado a la mala calidad de los materiales y construcción deficiente de las piezas- aprender a no dejarse llevar por las tendencias y el consumo compulsivo es clave. En cambio, es posible recordar que a lo largo de la historia, las cosas han respondido principalmente a ritmos más lentos, a tiempos de vida más extensos y por ende a relaciones más largas y duraderas. ¿Quién no ha heredado alguna pieza de una abuela o bisabuela cuyo material sigue intacto?

Este cambio de perspectiva requiere que Shira muchas veces tenga que ser bastante directa con sus clientas. Contra intuitivamente (desde la lógica del capitalismo avanzado), no le interesa tanto que quienes llegan a su tienda gasten lo más que puedan sino que elijan con cuidado y se lleven únicamente lo indispensable. Les cuestiona sus decisiones recordándoles la situación del planeta, les pregunta si tienen o no algo parecido a lo que están viendo o si dicha prenda es realmente necesaria para ellas así como también si tienen el tiempo y las herramientas para cuidar de lo que lleven, evitando desecharlo en un mediano plazo. Esto, claro está, entendiendo que quienes llegan allí también lo hacen porque buscan algún tesoro: lo que encuentran allí no es cualquier prenda sino piezas de diseñador, moda vintage o ropa bien hecha con los mejores materiales. Esta es la razón por la que en sus redes Shira se ha dedicado a brindar consejos que van desde cómo crear un estilo personal a cómo organizar el propio clóset, pasando por el uso de productos y herramientas para la manutención o renovación de bolsos, zapatos, pieles en general, sedas, cashmere, etc. Para ella es importante que quienes le compran -o no- sean conscientes de que pueden usar sus cosas el resto de su vida o, en caso de que se dañen, que pueden darle siempre algún uso -en la tienda abundan los ejemplos de fragmentos de prendas que han sido readecuados o integrados a bolsos, soportes para botas, protectores de cerchas o aplicaciones.

Lo anterior responde al hecho que mientras mejor cuidamos las cosas que tenemos -respondiendo a los requerimientos de sus materiales para alargar su durabilidad-, las probabilidades de acumular y desechar de más se reducen. Cuando nuestras prendas duran, ahorramos dinero y evitamos sentir que debemos comprar cosas nuevas continuamente. Mientras que los procesos de producción en la industria textil y de la moda tienen un impacto particular en el planeta, la manera como podemos asumir un compromiso con el medio ambiente desde nuestra cotidianidad es cuidando de lo que tenemos. De hecho, a la industria no le convienen consumidores que sepan cuidar sus prendas, que sepan remendarlas o repararlas pues así consumen menos y eventualmente tienen el poder de influir en los niveles de producción -actualmente una producción masiva insostenible para el planeta. De hecho, esta es una tendencia que ya está influyendo en el mercado. En años recientes, tiendas de renombre y casas de diseño han empezado a implementar sus propias tiendas de segunda mano, a promover el uso de tejidos y prendas reciclados o a re-vender sus propias piezas de colecciones anteriores. Y esta es una tendencia que seguirá creciendo.

La selección de prendas en las pacas está ligada al coleccionismo de arte al que Shira también se dedica. Podemos decir que su tienda es una pequeña galería de arte donde obras de artistas como Diana de Solares y Francisco Tún, entre otros, se encuentran con mobiliario y objetos de diseño. En ese sentido, más que solo elegir objetos con potencial comercial, lo que se encuentra en Degani Vintage es el resultado de un proceso curaduría cuyos criterios tienen que ver con el diseño como arte: cualidades estéticas particulares ligadas a la utilidad y la calidad y de una visión ligada a que aquello que nos hace sentir bien puede usarse diariamente y no solo para ocasiones especiales. De ese modo, Shira emprende búsquedas rigurosas -arqueológicas, podríamos agregar- en los lugares menos obvios o esperados y dedica buena parte de su tiempo a analizar lo que encuentra. Muchas veces, dice, le importa más cómo se ven las piezas de adentro pues esto le brinda información sobre la calidad, su origen, los materiales, la construcción y los procesos de fabricación. En muchos casos se trata de prendas básicas pero de la mejor calidad. Los materiales cuentan historias acerca de las relaciones de las que han participado y, en el caso de la ropa de segunda mano, estas historias se vuelven aún más extensas e interesantes. Una seda cortada al biés no solo nos habla de la tendencia que entre los años 90 y los 2000 inundó las pasarelas de moda, sino también de una técnica que data de varios siglos y que en los años veinte y treinta del siglo pasado llegó a definir la alta costura parisina sobresaliendo por la caída de la tela y la manera como se talla al cuerpo. De ese modo, al encontrar un vestido de novia en seda cortada al biés de los años 30, sabemos que detrás de Degani Vintage hay conocimiento, sensibilidad y pasión por la moda, además de conciencia ambiental.

Pero el proceso arqueológico desarrollado en las pacas también revela otro tipo de historias. Cuando la tienda cumplió 5 años, Shira compró una paca de 1,000 libras (como llegan embaladas al país). Con el apoyo de varias clientas que creian en el proyecto la abrieron y fueron analizando pieza por pieza para entender cómo estaba ensamblada, qué la constituía y qué les decía eso acerca de su proveniencia y las condiciones en que se dona la ropa a los países considerados como subdesarrollados desde el primer mundo. Sabemos que mucho de lo que llega termina en rellenos sanitarios y que, mientras las imágenes del desierto de Atacama inundado de deshechos textiles generados directamente por la industria de la moda rápida, siendo Chile el décimo país en el mundo en recibirlos, Guatemala es el noveno país en el mundo en recibir este tipo de desechos. Cabe recordar que un alto porcentaje de lo que llega está dañado o no responde al clima, tallas o necesidades culturales particulares y que, en general, es excesivo. Y si bien en muchos casos la paca le brinda a muchas personas en condiciones de precariedad las posibilidades de acceder a una vestimenta digna, en muchos otros casos también ha significado la sustitución o reducción de una herencia textil milenaria sofisticada y rica.

En resumen, una vez que ampliamos nuestra conciencia de las consecuencias que nuestros hábitos de consumo tienen en el medio ambiente, comenzamos a actuar de manera ética. Son otros los criterios que motivan nuestras compras, ya sea que compremos algo nuevo o de segunda mano. Cuando pensamos en términos de relaciones, nuestro compromiso con el planeta puede renovarse y encaminarse a su regeneración. Esto es algo que Shira, desde su proyecto Degani Vintage y su huerto urbano, nos enseña.

Herramientas y productos para el cuidado de las piezas de vestir: top 10

  • Kit básico de reparación (costurero con hilos, botones, agujas y alfileres para reparar o zurcir).
  • Piedra pómez para desmotar suéteres de lana o cashmere.
  • Jabón lavaplatos Dawn (limpieza general).
  • Acondicionador especial para hidratar cuero con y sin color.
  • Alcohol en spray para refrescar prendas (sobre todo las que no se pueden lavar como el cuero).
  • Quita-manchas Oxi-clean.
  • Cepillo mediano para polvo y motas en lugar de roller adhesivo.
  • Cepillo pequeño para limpiar gamuza (en seco).
  • Trapos y toallas viejas para secar cashmere o lana
  • Cerchas de madera para cuidar las piezas en el clóset y ocupar más espacio dejando que las
    piezas se aireen y que quepan menos.

 

Preguntas para hacerse antes de comprar:

  • ¿Puedo usar esta prenda de 4 formas diferentes con cosas que ya tengo??
  • ¿Podré usarlo en diferentes ocasiones?
  • ¿Cómo está hecho?¿Puedo mantenerlo, arreglarlo, lavarlo?¿Alguien lo va a querer después?
  • ¿Puedo darle otro uso al material más adelante?
  • ¿Ya tengo algo que cumple esta misma función?
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