THE OTHER SIDE OF HOPE
CRAIG AREND: EL FOTÓGRAFO DE STREET STYLE DEL NEW YORK TIMES Y VOGUE REGRESA AL PAÍS EN DONDE NACIÓ PARA BUSCAR A SU VERDADERA
FAMILIA
“Asegúrate de contar que pasé nueve meses en el vientre de mi madre construyendo una relación cercana, y a la primera oportunidad que ella tuvo, me regaló”, Craig”.
Cuando me enteré que fui adoptado tenía tal vez seis o siete años. Crecí en una familia blanca de clase media alta en Ohio con educación. Tuve una infancia increíble, una excelente educación, salud, comida y oportunidades en general. Mi vida en Estados Unidos, desde ese punto de vista, probablemente fue mejor que la vida que habría tenido en Guatemala.
Llegué a Nueva York luego de graduarme, sin conocer a nadie, ni un amigo, sin familia, sin trabajo y sin lugar dónde quedarme. Llegué desde Ohio en un bus con un ticket de ida y sin retorno, sintiéndome como un chico sencillo de un pequeño pueblo con sueños sobre la gran ciudad. No sería la única vez que me sentía desubicado. Recuerdo cuando mi padre (adoptivo), quien es pelirrojo y de piel muy blanca, llegaba a recogerme a la secundaria y entraba al salón dónde se encontraban todos mis amigos, me avergonzaba porque yo no me parecía en nada a él.
Durante mi infancia viajé a Guatemala, ya que mis padres (adoptivos) se conocieron en este país en una fiesta de General Mills. Mi padre es estadounidense y mi madre es de familia guatemalteca. Los cohetes de navidad eran mi cosa favorita cuando veníamos a pasar tiempo aquí. De niño odiaba Antigua, me parecía tan aburrida, yo solamente quería jugar. Ahora me encanta.
Cuando me mudé a Nueva York conocí a una chica estilista de moda quien me introdujo a este mundo y fue allí cuando comencé con la fotografía, aún cuando los blogs de moda no habían tenido éxito. En 2011 me convertí en el primer influencer digital que tomó el New York Times Fashion Instagram, mucho antes que esta plataforma tuviera el éxito que tiene.
Al lector le hago la pregunta, ¿conoces tú a tus padres biológicos? Yo no. El no hacerlo ha tenido un impacto en mi vida de una dimensión que no sabría como mejor explicarlo, que de la siguiente manera. Si tu, ya como adulto, pierdes un ser querido, es traumático y es un evento emocionalmente devastador. Aún así, como adulto, logras razonar y procesar el dolor, sabes que es temporal y que no necesariamente es tu culpa el fallecimiento. Sabes como pensar las cosas y tienes un círculo de soporte moral, a veces espiritual, de amigos y familiares que te ayudan durante el proceso de duelo.
ESE PROCESO DE DUELO ME OCURRIÓ CUANDO TAN SOLO ERA UN NIÑO
Durante nueve meses viví dentro del vientre de mi madre, desarrollando una relación prenatal. Esto es algo apoyado por la ciencia. Aprendí el ciclo de sueño de mi madre, su voz, sus hábitos de alimentación, de respiración, escuché el latido de su corazón. No existe mayor conexión entre humanos que esta. El cordón umbilical nos une a nuestras madres de una manera espiritual y física.
Cuando nací, mi madre biológica me rechazó. Yo era tan solo un bebé sin la habilidad de pensar racionalmente. Era apenas un cuerpo pequeño con emociones y sin pensamientos. Construí una relación con una mujer durante nueve meses y ella al verme me rechazó. Ella nunca regresó. Lloré y lloré para que ella volviera y nunca lo hizo.
Internalicé el dolor y a mi corta edad, me convencí que mi madre me había abandonado porque me consideraba feo. El primer sentido que cobré en dicha situación, aún siendo un niño, fue tomar conciencia de mi apariencia física, aprendí que no le gustaba a mi madre como me veía y por esa razón me abandonó.
POR AÑOS LUCHÉ POR MEJORAR MI AUTOESTIMA.
Es así como no tengo ni idea de lo que ocurrió en el primer capítulo de la historia de mi vida. Algunas veces pienso, ¿mi madre fue violada?, ¿tendría apenas 15 años de edad?, ¿la obligaron a tener un hijo? No tengo idea bajo qué circunstancias fui concebido.
Existen muchas “teorías de conspiración” acerca de mi adopción, porque no existen récords ni ninguna información del proceso. Sé que mi abuela adoptiva facilitó la adopción, lo que significa que ella conoció a mi familia biológica, es solo que nunca supo como encontrarlos de nuevo.
He pagado a un investigador privado quien tiene gran prestigio en Guatemala, sin embargo no hemos conseguido avanzar. Actualmente realizo una búsqueda de ADN y he logrado encontrar a un primo en segundo lugar. Durante los dos últimos años me he topado solo con callejones sin salida cada vez que se me ocurre una forma distinta de buscar. He buscado a mi familia por 5 años por intervalos de tiempo, porque me tiene emocionalmente exhausto.
Mi primo en segundo lugar, Víctor Giordanni, quien vive en Los Angeles, California, lo contacté. Se dedica a dar charlas motivacionales. Se sintió bien pod
er hablar con él. Él está interesado en la psicología y la ciencia motivacional, aquello fue algo que resonó en mí.
También dimos con la trabajadora social, Lesbia Figueroa. Mi primo me contó que venimos de una parte de Izabal llamada Bananera. Su madre es de Chiquimula. También tengo el nombre del orfanato dónde viví hasta los dos años, Hogar Elisa María de Arévalo. Rina Montalvo de Prensa Libre también facilitó y ayudó con mi adopción.
ELLA NO RECUERDA NADA.
Es tan extraño que no hay registros de mi adopción por ninguna parte. No hay nada. Mi investigador privado me ha enviado un mensaje explicando que ha buscado junto a Lesbia en el patronato y que los documentos nunca fueron digitalizados, por lo tanto ha tomado más tiempo encontrar información. Esto último fue en octubre del 2015.
Si llegara a encontrar a mi familia buscaría la manera de encontrarme con ellos sin construir una relación cercana. Únicamente quisiera una reunión. Estoy sumamente agradecido por mi adopción y porque se me concedió una segunda oportunidad de vida en los Estados Unidos. Sin embargo no excluye el hecho que la adopción se basa en pérdida. Mi madre (adoptiva) perdió la posibilidad de concebir hijos. Mi madre biológica perdió a su hijo. Yo como la persona adoptada, perdí a mi madre biológica. El mundo no ve esa cara de la adopción.
Creo que una de mis curiosidades más grandes es la siguiente. Tu probablemente has crecido con tu familia biológica, puedes ver a tu mamá y tener una idea de cómo lucirás en veinte años. Si tienes un hermano que comparte características similares, es mucho más fácil lograr ese sentido de pertenencia. Esto se le llama en inglés genetic mirroring. Los niños que viven con sus padres biológicos toman esto por sentado y no lo aprecian.
Las tres emociones principales que me hicieron buscar a mi familia fueron abandono, rechazo y adicción. El abandono es el más fuerte, cuando una persona se va para nunca más regresar. Cuando corté con mi novia todos esos sentimientos sin resolver aparecieron de nuevo, acompañados del abandono. Fue allí que decidí buscar a mi familia. Una ruptura de pareja causó que yo iniciara la búsqueda, y curiosamente cuando hablas de abandono y rechazo a las personas les parece fascinante.
ME GUSTARÍA PREGUNTAR, ¿POR QUÉ?, ¿CUÁL ES MI HISTORIAL MÉDICO?, ¿CUÁLES FUERON LAS CIRCUNSTANCIAS PARA DARME EN ADOPCIÓN?, ¿FUISTE ABUSADA?, ¿FUISTE LA VERGÜENZA PARA LA FAMILIA?, ¿CUÁLES FUERON LAS RAZONES PARA DARME A ALGUIEN MÁS?
Ahora mismo ya no busco, me he ajustado a la idea del rechazo y el abandono. He aceptado que jamás veré a mi familia biológica. Es algo que viene y va ya por muchos años.