Fashion Revolution

 dentro de Moda

El cambio en la moda a través del siglo XIX

El siglo XIX fue una época de cambios políticos, tecnológicos, de moda y arte. La Revolución Industrial trajo consigo una nueva tecnología, incluyendo la industria de textiles y la manera en que se produjeron en cantidades industriales por medio de las nuevas fábricas.

Fue el momento en que iniciaron los medios de difusión de la moda como los conocemos hoy en día, ya que se comenzaron a montar las pasarelas para presentar vestidos, a documentar la moda a través de revistas y difundir los estilos de los personajes relevantes a través de la fotografía.

América no estuvo ajena a todos estos movimientos y Guatemala se mantuvo al tanto de las nuevas tendencias, adoptando y modernizando la manera de vestir.

La Revolución Industrial en Europa 

Este movimiento se dio durante los primeros setenta años del siglo XIX. Una de las primeras industrias en adoptar la revolución, fue la industria textil en Inglaterra, con la absorción de los talleres de costura por fábricas que producían tejidos en grandes cantidades por medio de maquinaria.

  • En 1767, el inglés John Kay inventó la primera máquina que tenía la capacidad de duplicar la producción textil, que para entonces se producía a través de ruecas y tornos.
  • En 1764, James Hargreaves desarrolló una máquina de ocho carretes lo que permitió duplicar la capacidad de producción.
  • En 1801, al campo de esta tecnología se une Joseph Marie Jacquard, quien inventa la máquina Jacquard y logra simplificar y agilizar el proceso de la producción.
  • En 1851 Isaac Merrit Singer mejoró la máquina de coser.
  • En 1856 se inventa la anilina como primer tinte sintético y se modificó la paleta de colores de los tintes.

Al mismo tiempo que la tecnología de las máquinas industriales cobraba fuerza en Europa, en América comenzó a incrementar la producción de fibras y tintes para exportación y manufactura de los tejidos. La economía de los países latinoamericanos comenzó a levantarse con las fincas que cultivaban las fibras para exportación, como por ejemplo, el algodón y en el caso de Guatemala, añil y cochinilla.

La nueva moda en Guatemala

En Guatemala, el siglo XIX fue de cambios abruptos con los movimientos independentistas, tanto de España como de México, las constantes migraciones, el surgimiento de la economía impulsada por las compañías finqueras, la llegada de la nueva tecnología de la Revolución Industrial, los nuevos viajes a Europa a través de barcos de vapor, las nuevas ideas artísticas y los cambios en los gobiernos con nuevas aspiraciones, tal como fue el caso de José María Reyna Barrios cuando creó el Cantón Exposición, el boulevard de La Reforma y modificó la ciudad para representar “el pequeño Paris”.

Las fincas de Guatemala produjeron cultivos de productos textiles que servían para la exportación. Entre 1840 y 1869 el principal cultivo fue de cochinilla, que comenzó a decaer después de este tiempo, especialmente en el área de Amatitlán y la Antigua Guatemala, en dónde se comenzó a sustituir por el cultivo de la caña de azúcar. (Knoke, B. 1995). Para 1883 tanto la cochinilla como el añil se sustituyeron por los tintes químicos y su cultivo se redujo, siendo los indígenas quienes continuaron utilizando el añil, ya que apreciaban el color azul para sus vestimentas (Knoke, B. 1995).

La moda criolla y mestiza 

Durante todo el siglo XIX en Guatemala, como en el resto de Latinoamérica, la moda europea y parisina, específicamente, dictaron el vestuario tanto femenino como masculino. Gracias a los nuevos métodos de difusión de las ideas a través de las revistas de moda, los retratos y la fotografía, la información llegaba rápidamente, por lo que las mujeres guatemaltecas se mantuvieron al tanto del estilo. Retratos de la época, como los de Delfina Luna, nos muestran una idea de cómo vestían las mujeres durante ese tiempo.


 

El estilo europeo que influenció la moda guatemalteca 

 


El vestido femenino 

Cuando en 1857 el inglés Charles Worth llega a Paris, inicia el nuevo fenómeno de la presentación de la alta costura a través de desfiles de moda (Chajón, A.). “Worth sentó las bases de la alta costura, abrió su Maison en París e introdujo la práctica de presentar una nueva colección de sus propios diseños cada temporada”.1 Este nuevo movimiento, de la mano de las fotografías, comenzaron a difundir las ideas parisinas y los estilos que rigieron el vestuario del siglo.

Durante el período del Segundo Imperio de Napoleón III, su esposa, la emperatriz Eugenia de Montijo, fue uno de los íconos de la moda y Charles Worth fue quien diseñaba sus vestidos. Para entonces, las mujeres en Guatemala conti- nuaban vistiendo acorde a las referencias de la moda francesa y uno de sus “íconos” de moda de la época fue la Emperatriz de México, Carlota de Sajonia Coburgo (Chajón, A.).

El corsé quedó obsoleto en Europa durante la Revolución Francesa. Regresó durante la primera década de 1800, menos rígidos y adaptados al nuevo estilo Neoclásico. La silueta del vestido femenino cambió radicalmente, adoptando un nuevo corte imperio con cintura alta por debajo del busto y la falda se redujo a una sola pieza. Se usaron encajes y bordados de seda para decorar el vestido.

“El vestido redondo fue sustituído por el vestido camisa de algodón, el más popular del siglo XIX. Se escogían materiales como la muselina, la gasa y el percal por su simplicidad. Estos tejidos sugerían que la función del vestido era cubrir y no moldear el cuerpo”.2

En 1804, Napoleón ordenó en Francia a través de un decreto imperial, que tanto hombres como mujeres debían utilizar trajes de seda como etiqueta para ceremonias formales, así como lo hizo su esposa Josefina durante su coronación, quien impuso la moda del “corte imperio”. Fue así como el algodón fue sustituído. Con este estilo surge la chalina que se utilizó siempre con estos vestidos. En Guatemala tuvo múltiples usos: el diario, para actividades como el paseo y el día de mercado; y elegante para ocasiones sociales, ceremonias religiosas y misas dominicales, la cual también servía de mantilla para cubrir la cabeza.

Algunos factores de la vestimenta europea influyeron en la forma de vestir de las guatemaltecas: 

  • Para 1820 la cintura del corte imperio se modificó, se bajó su posición, se acortó la falda hasta dejar ver los tobillos y se adoptó la manga estilo pernil. A este nuevo estilo se le llamó “romántico”. De nuevo el corsé formó parte de la silueta femenina y se volvió indispensable.
  • A principios de la década de 1870, se refuerza la silueta natural del vestido femenino de una sola pieza al que se le llamó “corte princesa” en honor a la princesa Alejandra, reina de Inglaterra (TASCHEN, 2011).
  • En 1880 se introducen los pantalones bombachos para las mujeres como prenda deportiva a través de la feminista Amelia Jenks Bloomer por quien se conocieron como bloomers (TASCHEN, 2011).
  • Finalmente, durante las últimas décadas del siglo surge en Paris el nuevo estilo llamado japonismo que se extendió hasta inicios del siglo XX, en el que el kimono japonés tuvo su auge y se utilizaba para eventos sociales importantes.

Según el historiador, Dr. Aníbal Chajón, durante la Guerra de Crimea, entre 1853 y 1856, el conde de Cardigan, James Brudenell, incorporó a las tropas un suéter de lana tejida conocido por la isla de Jersey situada entre Inglaterra y Francia donde la utilizaban los pescadores. Lo que hizo que se pusiera de moda el suéter que lleva ese nombre.

Vestuario indígena 

Aunque las élites indígenas, además de quienes vivían en las ciudades y especialmente los hombres, adoptaron las tendencias del traje de influencia europea, la vestimenta tradicional continuó dentro de los grupos mayoritarios. Fue durante esta época que las diferencias de los trajes indígenas comenzaron a ser considerablemente marcadas: “En su visita a Guatemala en 1894, Ann Maudslay encontró que ‘los trajes de diferentes comunidades variaban considerablemente’”. 3

Durante el período después de la independencia aún habían indígenas que utilizaban el cuerpo semi desnudo, especialmente en las tierras de calor, la costa sur e Izabal. Una de las referencias más gráficas de esa época que aún podemos apreciar hoy en día, son las fotografías tomadas por Eadweard Muybridge (Knoke, B. 1995).

Vestuario femenino 

Las mujeres indígenas seguían manteniendo una división esencial dentro de su vestuario: el uso del güipil para tierras frías y el pecho descubierto para tierras cálidas.

Los trajes de las mujeres fueron siempre adornados y decorados de distintas maneras y con diferentes materiales, con una trabajo exquisito de bordados y pedrerías. Además fue de suma importancia el tocado del cabello, las cintas y la joyería.

“En 1863, Pío Casal (Enrique Palacios) informó que el atuendo femenino consistía de falda, güipil y faja. La primera era una pieza de tela que, sin corte ni costura, se envolvía alrededor del cuerpo, atándose a la cintura. El güipil era una pieza en forma de saco que formaba una camisa sin mangas, el cual a veces tenía dibujos fantásticos, bordados o brocados a mano, con seda o hilo de colores vivos. La faja era de lana o algodón, roja, que medía de dos a seis varas de largo. En algunos pueblos usaban como complemento una cinta igual a la faja, la cual se colocaba a manera de turbante, así como pañuelos (tzutes) de algodón morado o blanco”. 4

A diferencia del traje masculino, el vestuario femenino se trabajó con hilos de algodón, utilizando la lana en escasos accesorios o prendas, como las fajas y los tocados. Se introdujo la seda para adornar los güipiles y los trajes de cofradías (Knoke, B. 1995).

La producción de tejidos de lana se concentró en las regiones frías de Los Altos: Huhuetenango, San Marcos, Quezaltenango, Tononicapán, Sololá, Chimaltenango, Sacatepéquez y Guatemala (Knoke, B. 1995). Otra de las variantes entre el traje femenino y masculino fue la técnica que se utilizó para tejerlos, ya que para la lana se utilizaba un telar de pie y para los güipiles y cortes se utilizaba el telar de cintura. También se incorporaron telas que se utilizaban de Europa (Knoke, B. 1995).

En 1874 se funda la fábrica de Cantel de la firma Sánchez e hijos (Knoke, B. 1995), en el municipio de Cantel Quezaltenango, lo que provocó una nueva era en la industria textil guatemalteca, ya que los hilos de algodón fueron producidos de forma industrial, lo que permitió un mayor desarrollo de la indumen- taria indígena. Previo a la industrialización del hilo, las mujeres indígenas aún hilaban a mano y el trabajo provocaba que sus piezas fueran escasas, al igual que los bordados. Es aquí cuando comienza a crearse una mayor diversidad de telas y bordados en cada región del país.

Para la indumentaria indígena, la herencia sobre el uso de los tintes naturales continuó siendo de suma importancia. Tanto el añil, el índigo, la cochinilla y el caracol, continuaron siendo las fuentes principales del color para crear los hilos.

Vestuario masculino 

En el caso de la indumentaria masculina, se adoptó el saco, el pantalón largo y el sombrero, con ciertas modificaciones. Los sacos fueron tejidos con colores, creando patrones como las rayas y adornándolos con bordados típicos del lugar de origen. El pantalón largo era sencillo sin estampados ni adornos, exceptuando los lugares de Atitlán en dónde se llevó corto hasta la rodilla. Y el sombrero era hecho de paja. Dichos cambios según explica Bárbara Knoke de Arathoon, fueron impulsados por el Presidente José María Reyna Barrios, ya que consideraba que los pantalones cortos, especialmente para clima frío, eran inapropiados (Knoke, B. 1995). La lana fue el textil más utilizado para el vestuario masculino indígena, desde las capas, los sacos y los pantalones, aunque la camisa siempre se mantuvo de algodón.

Accesorios y joyería 

“La moda afrancesada del Imperio Napoleónico y el gusto del Período Victoriano convirtieron a las antiguas piezas españolas en objetos viejos y obsoletos que fueron sustituidos por guardapelos, camafeos y otras joyas muy distintas a alas que hasta entonces se habían usado en Guatemala”.5

La joyería guatemalteca del siglo XIX, tanto para mujeres indígenas como para mestizas y criollas, compartió las técnicas de elaboración y los elementos con que se hacían, variando únicamente en que las mujeres indígenas no utilizaron el oro ni las perlas.

La joyería fue uno de los elementos de mayor sincretismo en donde se mezclaron las religiones, cosmovisiones y culturas. Tanto para mujeres indígenas como mujeres ladinas y criollas, se usaron cuentas, monedas y abalorios de plata. También se usó el coral, el azabache, el vidrio y las semillas. Se agregaron algunos abalorios de procedencia de Inglaterra, Venecia, Bohemia y China (Anchisi de Rodríguez, C. 2013).

Para las mujeres indígenas, fue distintivo el largo del que se utilizaban los collares o chachales, variando por comunidad, edad y status. Acostumbraban a llevar el cabello largo y recogido en tocados o trenzados con distintas cintas de colores y en algunos casos borlas (Knoke, B. 1995). Para los hombres indígenas, el uso de la joyería se restringió a las cofradías y para eventos ceremoniales y religiosos.


 

Anne Cary Maudslay 

Esposa del diplomático y arqueólogo inglés Alfred Percival Maudslay, Anne fue una de las primeras historiadoras del traje indígena de Guatemala cuando llegó en 1894. Si bien es cierto que antes que ella conquistadores, frailes y jesuitas, así como algunos otros estudiosos ya habían escrito durante ese siglo y siglos anteriores, sobre diferentes aspectos sobre la vestimenta Maya.

Anne Maudslay contrajo matrimonio en 1892 viajó junto a su esposo a Guatemala para su luna de miel por los distintos sitios arqueológicos, documentando con escritos y fotografías los hallazgos. Juntos escribieron un libro llamado A Glimpse of Guatemala (Un vistazo a Guatemala) publicado en 1899, el cual incluye fotografías, dibujos, mapas y diagramas sobre la cultura Maya y sobre su forma de vestir.


Por Lourdes Galindo 

1Fukal, A. Such, T. Iwagami, M. Koga, R. Nie, R. (2011). Siglo XIX. Moda. Una historia desde el siglo XVIII al siglo XX. Tomo I: siglo XVIII y siglo XIX. Página 152 Kioto. TASCHEN.

2Fukal, A. Such, T. Iwagami, M. Koga, R. Nie, R. (2011). Siglo XIX. Moda. Una historia desde el siglo XVIII al siglo XX. Tomo I: siglo XVIII y siglo XIX. Página 148. Kioto. TASCHEN.

3Luján Muñoz, Jorge. Zilbermann de Luján, Cristina. (1995). “Indumentaria Indígena”. Bárbara Knoke de Arathoon. Tomo IV. Historia General de Guatemala. Desde la República Federal hasta 1898. Página 358. Guatemala, Guatemala. Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo.

4Luján Muñoz, Jorge. Zilbermann de Luján, Cristina. (1995). “Indumentaria Indígena”. Bárbara Knoke de Arathoon. Tomo IV. Historia General de Guatemala. Desde la República Federal hasta 1898. Página 359. Guatemala, Guatemala. Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo

5 Anchisi de Rodríguez, C. (2013). “Siglos XIX y XX”. Joyería Guatemalteca. Galería, Fundación G&T Continental. Guatemala. (No. 45). Página 58.

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