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La problemática sobre las tallas de ropa


Muchos hemos pasado alguna vez por ese momento incómodo en que nos probamos una prenda en el vestidor, salimos de la tienda con las manos vacías con la decepción de no poder entrar en alguna pieza de ropa en cuya etiqueta se lee la talla que siempre utilizamos. Si bien es cierto que en algunos casos esto sucede debido al aumento de peso, la verdad es que en la mayoría de casos la culpabilidad está en la disminución de las medidas de una misma talla por parte de la marca.

Para aquellas personas cuya consistencia física es de estatura o un peso mayor, la problemática crece, se vuelve decepcionante y confusa; especialmente al encontrar que, sí es que la tienda cuenta con un departamento que ofrezca prendas para este tipo de personas, suele carecer de estilo y modernidad. Son muy pocas las marcas de ropa que se especializan en tallas grandes. La situación alude a una cantidad de consumidores cuyas cifras son considerablemente mayores al mercado que las tiendas se empeñan en abarcar y considerar como las tallas “ideales” para cuerpos “ideales”.


“Si es que la tienda cuenta con un departamento para dicha “minoría”, la ropa suele carecer de estilo y modernidad”.

Otro de los factores de mayor importancia que ha influido en las medidas de las tallas de ropa, ha sido el estándar de belleza de una década o de una cultura en particular. A lo largo de la historia los cánones de belleza, tanto masculinos como femeninos, han cambiado y evolucionado, modificando la manera en que vemos e interpretamos el cuerpo humano desde la perspectiva cultural.

Aún así, este no fue el único factor que ha modificado lo que hoy en día consideramos aceptable, en cuanto a la figura corporal dentro de nuestra sociedad. En los años noventa el diseñador británico Alexander McQueen introdujo en la escena de la moda el pantalón de cintura baja, creando una nueva silueta y una nueva aspiración en cuanto a la delgadez extrema. Al surgir este nuevo patronaje para la confección de pantalones, surge una nueva manera de medir las tallas reduciéndolas aún más.

La problemática de las mismas y su evolución ha girado en torno a la controversia desde su invención en los años cuarenta. Según un artículo publicado por el Washington Post, la reducción en el número de las tallas se debió a una estrategia de mercadeo en la cual se vendía una prenda una talla más pequeña a la que realmente era, con la finalidad de hacer pensar a su consumidor que efectivamente su cuerpo era más pequeño, provocando en el una sensación de satisfacción que permitía que comprara las prendas. A esto se le llamó “vanity sizing”, término que no solamente se refiere a la reducción de tallas, sino a la variación que existen de una misma dentro de diferentes marcas de ropa.

Las medidas de una marca rara vez concuerdan con las de otra marca, la diferencia puede ser mínima pero existe. Para ello en LOOK investigamos la medida de los pantalones de algunas tiendas de Guatemala.


En una de las tiendas, la talla más grande de pantalón que encontramos es la talla 12 US (44 Europa), que aún para los criterios de dicha marca, no es considerada como plus size y la medida de cintura es de 16 5/8”.

En otra de las tiendas, la talla 12 US (44 EU) que encontramos en el departamento de tallas normales o “missy”, la cintura del pantalón es de 15 1/8”, variando en casi una pulgada menos que la talla de la primera tienda. En esta segunda tienda en el área de plus size encontramos que también hay talla 12 US, ya considerada bajo este criterio y que se marca como talla 46 de Europa, la cintura de este es de 17”, aumentando dos pulgadas a la misma talla.

Aún así, es importante que existan tiendas que manejen esas tallas plus size en Guatemala. Un aspecto positivo de una de las tiendas a las que entramos, es que la talla más grande que manejan en pantalón es la 20 US (54 EU).

No existe una práctica que haga público el momento en que la industria decide cambiar las tallas; debido a esto se da una falta de información, explicación y justificación al consumidor, lo que hace difícil comprender de dónde salen estas nuevas medidas, bajo qué criterio y estándares se cambian, cuándo han sido y serán modificadas.


“Se vendía una prenda una talla más pequeña a la que realmente era para hacer pensar a su consumidor que efectivamente su cuerpo era más pequeño”.

En el afán de generalizar es que se ha creado el término plus size, que equívocamente se traduce en tallas grandes para cuerpos con condiciones de gordura. Más allá de la batalla que libran los medios de comunicación para desprestigiar la imagen de estos cuerpos, la realidad está en que, especialmente en el caso de las mujeres, la media de la población se encuentra entre las tallas 12 y 14. Y no se detiene allí, ya que hay que comprender que más allá de la gordura por ingesta de alimentos, hay quienes por su genética poseen una forma de cuerpo más curvilínea.

Es comprensible que una talla genérica no puede ser adaptable a todos los mercados del mundo. En los países nórdicos como Holanda, por ejemplo, en dónde la estatura promedio es de 1.84 metros para los hombres y 1.71 metros para las mujeres; que en tipos de cuerpos tienen torsos y piernas más largas en comparación con los cuerpos latinos, y que su estándar de belleza es mucho más delgado, encontramos que una talla XL equivale a una talla M de la misma tienda en un país como Guatemala.

Y es que en Latinoamérica, en dónde la estatura promedio es de 1.69 para hombres y 1.57 para mujeres, es imposible intentar introducir el tallaje nórdico, ya que nuestros tipos de cuerpos suelen ser más curvilíneos, contamos con torsos y piernas más cortas y nuestra dieta se basa en alimentos que, por lo general, nos hace más propensos a almacenar grasas que se distribuyen en el abdomen.

Existen algunos casos de grandes marcas como Abercrombie & Fitch, quienes hicieron público que su ropa estaba diseñada explícitamente para las personas delgadas a quienes se les consideraba “cool”. La noticia tuvo un gran impacto, abriendo el debate de la exclusión de las tallas plus size y sobre quienes eran considerados bajo estos criterios según la marca, debido a esta controversia, sus ventas bajaron un 25% en 2014. Publicidad como esta se convierte en una estrategia que vende e impulsa una imagen negativa de lo que debería ser considerado aceptable en cuanto al cuerpo físico.

Para muchos, el proceso de llegar a una tienda a escoger algo qué ponerse puede llegar a significar un trayecto sumamente emocional. Una vez más, mencionamos el impacto negativo que no solamente provoca la aceptación de un canon ficticio de belleza que obliga a una aspiración poco realista de cómo la mujer latinoamericana debe de verse; sino también cambia la psicología del consumidor, llegando incluso a provocar problemas de autoestima por no poder encajar dentro de dichos estándares.

Es así que campañas como la de “More than a number” de Special K, fomentan una imagen positiva que debilita la importancia de clasi carse bajo un número. En él, aparece un grupo de mujeres en una tienda de jeans sin tallas, el mensaje se convierte en un impacto positivo y nos hace pensar:


¿Qué sucedería si no existieran las tallas y la única ropa que vistiéramos fuera aquella que nos queda a la medida?

Probablemente llegaría a ser un boost de autoestima para el consumidor, ya que al entrar a una tienda, siempre encontraría algo que le quedara perfecto a su tipo de cuerpo e hiciera de su imagen corporal y la percepción de sí mismos algo sumamente positivo, lo que lograría construir una sociedad con mayores niveles de tolerancia en cuanto a la imagen física.


Redacción: Lourdes Galindo


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