The Tabu of Being a Working Mom

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THIS IS MY STORY

Por: María Gabriela Camacho

Preparar la cena, terminar la presentación de resultados trimestrales, dar de mamar, contestar el teléfono, recoger el pepe y platicar con tu esposo de lo que han hecho durante el día… la labor de ser madre trabajadora, parece ser interminable. Sin embargo ante todo el estrés y tareas que se deben realizar, el amor es la única guía para lograrlo. El tema del trabajo de la mujer/madre en el mundo es muy debatido, a pesar que en muchos casos los ingresos de las mujeres son fundamentales para la supervivencia de sus familias y su trabajo es la principal fuente de ingresos para un 30 por ciento de los hogares de todo el mundo.

En Guatemala, sin duda alguna, ha sido por muchos años un tema tabú. El machismo se ha enraizado en nuestras familias y la decisión de abandonar la vida laboral para dedicarnos a la maternidad es, para muchas, más un hecho forzoso que una decisión tomada por voluntad propia. Las generaciones pasadas no dudaban en dejar la vida laboral para dedicarse únicamente a sus hijos, negándose a si mismas la oportunidad de poseer un salario propio, que les permitiría tener más independencia y acceder beneficios adicionales de los que el esposo era capaz de proveer, viéndose forzadas a quedarse en sus casas y a no tener, generalmente, libertad económica. Históricamente, esto fue agrandando las diferencias entre géneros, pues los hombres eran quienes tenían el total control de gastos de un hogar y de negar o otorgar cualquier regalo o compra adicional a la presupuestada en el tema familiar.

Las mujeres trabajadoras por mucho tiempo fueron vistas como mujeres desalmadas que no tenían las ganas o el tiempo de cuidar a sus bebes y se les criticó por no dejar a un lado la vida laboral. Sin embargo si no eres madre, es muy difícil comprender lo complicado y difícil que es ser mamá de un bebe y cumplir con las demandas y metas en cualquier área de trabajo que desempeñes. Mucho menos comprender las demandas económicas de un hogar con un bebé (o más) y las demandas personales que como mujer te has trazado desde pequeña.

Para mi, el ser madre es el mejor trabajo del mundo. La llegada de un bebé es un acontecimiento que marca tu vida, pues desde ese día, jamás estarás sola. Tu corazón ha sido robado y se han adueñado de él. El día que miras la carita del angelito que llevaste dentro de ti por nueve meses, sabes que tu vida será mas maravillosa que antes. Todas concordamos en que nuestra vida nunca vuelve a ser igual, cambia para siempre, pero eso no significa que tengas que renunciar a ti y a tus valores. Ser madre significa dar de mamar o sacarte la leche y cuidar de tu pequeño/a en horarios de oficina, cuando realizas las labores del hogar, cuando estás en tu tiempo de descanso y seguirte desvelando todas las noches para satisfacer las necesidades de tu bebe pero también significa ser mujer, ser quien tu eres y quien por muchos años soñaste ser.

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Yo, desde que nació mi hija Fabiana me hice una promesa -jamás dejarme de amar a mi y amarla a ella por sobre mi-. Parecería algo egoísta y un poco desalmado, pero he visto como muchas madres se olvidan de ellas mismas por darle lo mejor a sus hijos, sin darse cuenta que para poder darle a otros, primero hay que estar bien uno. Esto, incluye a nuestros hijos. En ningún momento digo que las madres que no trabajan estén haciendo de menos, admiro el trabajo que realizan 24/7 y cómo pueden llevar su hogar, muchas veces mejor de lo que yo lo hago, aunque hago mi mejor intento. Aclaro que para mi vida personal, el dejar de trabajar es perder una pieza clave que me define como mujer. Es olvidar el como yo fui criada y como crecí. Es por esto que el regresar a trabajar siempre fue una obligación. No una opción.

Quizás, la misma sociedad nos intenta imponer que escojamos entre ser el sostén de nosotras mismas o de nuestros bebés y en sociedades como las de Guatemala el tema del trabajo de una mujer parece ser un tema difícil y complicado a tratar. Pero para mi, dejar de trabajar nunca fue una opción ni debería de serlo para todas las madres que desean trabajar. Muchas piensan que esto es absurdo, que es hora de entender que la vida ha cambiado. Y sí, ha cambiado, pero esto no me fuerza a tener que escoger o dejar algo que a mi apasiona. Mi vida es ahora mas maravillosa que antes porque tengo una bebé que me ama y a quien yo amo con locura—una bebé que me necesita. Pero yo, la persona que la tuvo, también sigo teniendo mis sueños, mis anhelos, mi historia y mi vida.

Me siento muy afortunada en que pude integrar a Fabiana a mi trabajo. El ser directora de Look Magazine me otorgo la estructura y el apoyo necesario para poderla tener cerca y continuar trabajando. Sin embargo, mi experiencia me hizo también reflexionar sobre la gran cantidad de mamás que al seguir sus sueños profesionales, se ven obligadas a separarse de sus hijos por la mayor parte del día, cuando sus bebés tienen apenas unas semanas de nacidos. No un hay día que pase en el que no me pregunte cómo es posible que muchas mamás se vean forzadas en dejar a sus bebés por la falta de apoyo que muchas empresas de este país tienen hacia las madres trabajadoras y que la misma legislación no contemple una licencia de maternidad más larga, como la de algunos países europeos, en el que las mujeres trabajadoras pueden estar con sus hijos 24/7 durante su primer año de vida.

La sociedad guatemalteca y el mundo necesitan entender que las mujeres han cambiado y que sus roles son tan importantes afuera de su casa como dentro de ella. El cuidado de una madre a sus hijos no debería de verse juzgado por si una madre trabajo o no. Ella como madre tiene el derecho de cuidar a sus bebés pero sobre todo el derecho de seguir su corazón y tener la oportunidad de hacer aquello que la apasiona. En algo más de 10 años, se calcula que el 80 por ciento de todas las mujeres de los países industrializados y 70 por ciento de las mujeres de todo el mundo estarán trabajando fuera del hogar durante su período de post parto. Las empresas del futuro, nuestras familias y nuestra sociedad necesitan comenzar a pensar qué van a hacer para satisfacer las demandas de sus madres trabajadoras. Mujeres eficientes que no querrán dejar de trabajar pero tampoco tienen porque verse limitadas a dejar sus bebés en casa o al cuidado de alguien más, durante la mayor parte del día.

A las mujeres que no están seguras si regresar a trabajar o no, las incito a hacerlo. Sigan sus corazones, sigan sus creencias porque no hay mayor felicidad que hacer lo que uno realmente quiere. Una mamá feliz cría a un bebé feliz. Pero sobretodo, sepan que sus bebés las amaran y respetaran por defender sus convicciones. El tiempo les dirá el momento y la hora de dejar de trabajar. Pero será a su gusto y bajo sus condiciones. No bajo la presión social o bajo el machismo existente en Guatemala. Antes de terminar mi reflexión, quiero agradecer a mi esposo, quien con su apoyo me ha permitido regresar al trabajo, dejar de ponerle un poco de atención en casa y seguir con mis sueños. Sin él, esto no sería posible. Y sin mi bebé, el ser madre sería solo un sueño.

ESTADÍSTICAS CURIOSAS

  • 7 de cada 10 mujeres con ocupación laboral, son madres.
  • El 53% de las mujeres trabajadoras son esposas o compañeras, mientras que el 28% son jefas del hogar.
  • Las tres principales ocupaciones de las madres son:
  • 43% trabajadoras de servicios y vendedoras de comercios y mercados (por mayoreo y al por menor).
  • 25% realizan ocupaciones sencillas y rutinarias, realizadas con ayuda de herramientas manuales.
  • 11% realizan oficios artesanales y artes mecánicas. Manipulan máquinas, herramientas y conocimientos de cada etapa de la producción.
  • Tan sólo el 1% de las mujeres trabajadoras son directoras o gerentes.

 

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